Arwen Simones:

Mientras cenamos quisiera decirle tantas cosas, solo puedo mirarlo de vez en cuando y en cada ocasión me encuentro con el gris de sus ojos en los que quiero perderme, no puedo entretenerme más en la mesa si mantenemos este silencio, así que decidida me levanto y me dirijo a la habitación que hemos compartido y de la que no quiero salir.

Entré y fui directo a colocarme mi pijama “horrorosa” como le dijo una vez Aiden, pero que me encantaba porque me recuerda mucho a él, fue su primer obsequio en un vano intento de… ¿molestarme o de evitar caer con mis encantos?, creo que nunca tendré respuesta.

Me metí a la cama y esperé, no sé bien qué, pero esperé…

***

Para Aiden la cena también se hizo interminable, la veía y se encontraba con esos maravillosos ojos que lo tenían cautivado desde la primera vez que los encontró a través de una pantalla, observó de soslayo su boca que temía y anhelaba, lo volvía loco lo que le hacía pensar y sentir.

Apuró la comida porque quería irse de