Una cena... Un brindis.
Sara llamó a su abuela para notificarle que Russell Tobler, uno de los abogados de las empresas le había propuesto ir a cenar esa noche, quería que le ayudara a escoger un vestido impactante.
— ¿En serio? ¿Y Renzo?!— preguntó Carol— al parecer esperabas que reaparecerá y te visitaba en casa ¿No era eso lo que esperabas que sucediera.
— ¡Sí abuela, pero como Renzo y yo ya no tenemos nada— dijo Sara mirando su mano inocente— no deseo hablar de ese tema que me lastima.
— Si no deseas hablar, está bien, pero antes de enredarte en una nueva relación, piensa bien las cosas, porque deseo que disfrutes tu soltería un poco más —le advirtió su abuela.
— ¡Abuela solo es una salida para cenar! — exclamó Sara indignada— no estoy buscando pareja, es sólo el abogado de las empresas celebrando mi llegada.
— ¡Al que le gustas mucho!— dijo Carol— conozco esas invitaciones y sus motivos.
—Entonces vamos a dejarlo así, porque tu picardía no me agrada—dijo Sara sonriendo a medias.
— Si así lo des