Después de su qué hija y ese chico se fueran, algo dudoso Gregorio le dio el contenido del vial en la boca del toro y esperó que este se lo tragara. Momentos después, una pequeña luz rodeó al animal, y se levantó como si no hubiera pasado nada, aparentemente sano y recuperado. La expresión en el rostro de Gregorio pasó de la preocupación al asombro.
—Papá, ¿estás seguro? —preguntó Nicanor, aún incrédulo por ver casi un milagro.
Gregorio miró al toro, ahora en pie, y suspiró —Bueno ese joven tenía razón en una cosa. Esto nos va a ahorrar tiempo.
Nicanor frunció el ceño, todavía dudoso no es que tuviera algo en contra del novio de su hermana. Simplemente, esa poción podría haber ayudado a alguien más en vez de un animal —Papá, ¿no hubiera sid