Para llegar al fondo del asunto, el problema seguía siendo Brendan. Deirdre solo tenía que hacerle una pregunta, pero se negaba a hacerlo.

Si ni siquiera podía elegir no quedarse embarazada, dudaba de lo que era para él. ¿Una herramienta?

...

Al cabo de un tiempo desconocido, Brendan se despertó de su estado de somnolencia. Sentía la cabeza pesada y dolorida. Además, la fiebre que padecía no había disminuido. Al contrario, había empeorado.

Lo primero que hizo al abrir los ojos con un fuerte dolor de cabeza fue echarle un vistazo a Deirdre, quien debería estar acostada a su lado. Al no verla, el corazón le dio un vuelco y se levantó a toda prisa. Echó un vistazo a la habitación y finalmente se detuvo al ver a Deirdre en el sofá.

Deirdre estaba inclinada en el sofá mientras miraba por la ventana, aunque no podía ver nada.

La cálida luz del sol poniente abrazaba a la diminuta y delgada Deirdre, dándole un aspecto bastante lamentable.

Brendan se sintió culpable. Ahora que se había