Capítulo 586 Una Mujer Diferente
Llegamos a la nueva casa de Luciana, y ella quedó absolutamente maravillada. Al ver la amplitud, la luminosidad y la elegancia de su nuevo hogar, Luciana se volvió hacia nosotros y nos abrazó, llorando sin poder contenerse.

—¡Gracias! ¡Por fin tengo un hogar propio!— Sus palabras me emocionaron tanto que también me hicieron llorar.

Le acaricié la espalda suavemente y le dije: —Ahora puedes estar tranquila. De ahora en adelante, este es tu propio mundo, no tienes que inclinarte ante nadie más. ¡Cualquier decisión que tomes, nosotros dos te apoyaremos!

Esa noche, Ivanna y yo nos quedamos al lado de Luciana. Solo en un ambiente así, con esa atmósfera, se creaban las condiciones perfectas para hablar desde el corazón.

Las tres charlamos hasta el amanecer.

Por la mañana, al verlas dormir tan plácidamente, suspiré, me levanté silenciosamente y salí. ¡Tenía que ir al hospital a ver a Valeria!

Cuando vi a Valeria, mi corazón se apretó un poco. En solo unos días había adelgazado mucho, sus ojos
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