Cira llegó a la comisaría, y esta vez, el lugar donde la interrogaron ya no era una oficina.
Era una sala de interrogatorio.
Cira se sentó frente a dos oficiales de policía, sintiendo una presión inmensa.
Dijo con los labios apretados: —No los conozco en absoluto, y mucho menos les di órdenes. O están intentando implicarme o es una calumnia deliberada.
El policía sacó nuevamente las fotos de los dos hombres pidiéndole direcciones a ella: —Dicen que en ese momento, estaban confirmando el aspecto de Estela contigo.
Cira se sintió absurda: —¡Están mintiendo! Solo estaban pidiendo direcciones.
El policía agregó: —También encontramos cinco mil dólares en efectivo en su bolsa, dicen que tú se los diste personalmente, y la investigación técnica encontró tus huellas dactilares en él.
...
Cira se recostó en el respaldo de la silla, sintiendo cómo la conspiración se infiltraba por todos lados, y de repente lo entendió todo.
Viendo que no tenía nada que decir, los dos oficiales se miraron.
La ofi