Peligroso amor
Peligroso amor
Por: Alexa bosquet
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Capítulo 1

No soy una persona que tenga con quien quejarme de las cosas que me suceden, el único familiar que me queda desde que perdí a mis padres hace muchos años, es solo mi anciana abuela que vive en un pueblo lejano, yo vine a la ciudad con la intención de salir adelante, incluso de estudiar, pero eso no me fue posible, ahora corro como una loca de un lugar a otro para poder sobrevivir y al menos tener algo de comida que llevar a mi boca, pero incluso eso y mantener un techo sobre mi cabeza son cosas complicadas. Hoy, para colmo amaneció lloviendo, no tengo dinero para un taxi y necesito alcanzar el autobús.

Corro por la calle porque veo que el autobús está llegando a la parada, pero como si mi día quisiera ponerse peor un auto pasa a toda velocidad demasiado cerca del contén y me baña con agua de la calle de pies a cabeza.

M*****a sea – grito a pesar de que sé que no voy a ser escuchada y memorizo la matricula a toda velocidad por si tengo la suerte de encontrarme con esa persona en otro momento, regreso a casa y me cambio a toda prisa, pero sabiendo que esta vez no voy a lograr llegar a tiempo, por más que me apure, es algo imposible.

Entro en el restaurante quince minutos después del horario en el que se supone que debo de estar trabajando

A mí no me gusta tener que regañarte - me dice Travis utilizando esa m*****a voz que usa siempre que quiere remarcar un punto en el que casi nunca tiene razón, pero que el hecho de ser el jefe le perdona – pero te puedes imaginar que este no es horario para llegar

Lo siento, Travis – le respondo bajando la cabeza – yo no llegue a esta hora porque lo haya querido, es que un auto me empapo y tuve que regresar a casa y cambiar mi ropa – resopla

Por hoy lo voy a dejar pasar, pero que te quede caro que una falta más y estas fuera – asiento, increíble que le tenga que dar las gracias aun sabiendo que no tiene la razón, por quince minutos no tiene que exagerar de esta forma

Muchas gracias – estoy inclinando mi cabeza ante él una vez más, como extraño a mis padres, si estuvieran vivos no tendría que pasar por nada de esto

Deja de hablar e incorpórate a tu turno, también espero que sepas que vas a perder el dinero de estos quince minutos – asiento, el me da la espalda y se marcha

Este hombre siempre repite su estúpida frase – me dice Rebeca que estuvo escuchando la conversación – a mí no me gusta regañarte – lo imita – pero la verdad es que lo disfruta sobremanera

Eso ya lo sabemos – la secundo – y también sabemos lo fácil que es quedarse sin trabajo, así que mejor no discutamos con el jefe y pongámonos a servirle a los ricos y famosos que comen comida de lujo – este restaurant, es uno de los más reconocidos en este lugar, la mayoría de los ejecutivos de alta clase y personajes famosos tienen su almuerzo reservado cada día, somos bastante exclusivos, y si algo bueno tiene estar aquí, es que de vez en cuando puedo comer algo que no comería de otra forma, como la deliciosa langosta, me gusta mucho y no puedo comerla porque mi estrecha situación económica me lo impide.

El lugar esta como siempre lleno, pero lo único que se escucha es un murmullo, las personas de clase alta no conversan mientras comen, un día como hoy lo agradezco, mi cabeza parece que va a reventarse, entra un hombre que he visto un par de veces antes y que me gusta ver, se que no está a mi alcance, pero me gustaría que si lo estuviera, es tan atractivo que todas las mujeres tienen que voltear su cabeza y mirarlo, lo único diferente de esta vez es que viene acompañado de un niño de unos seis o siete años, se sienta en una de las mesas que me toca atender así que voy allí de inmediato.

¿quieren ver el menú o prefieren pedir de inmediato? – le pregunto pegando la falsa sonrisa a mi rostro

Danos un par de minutos – me responde con total desinterés, no es que espere que me preste atención, pero esto es demasiado. De igual forma me retiro hasta que cinco minutos después levanta su mano para llamarme

Quiero que me traiga todos estos – el niño comienza a señalar en el menú, trato de escribir todo lo que me dice, pero después del quinto plato me pierdo y miro a su acompañante

¿no prefiere pedir usted? – niega mirando la pantalla de su teléfono

Solo dale lo que quiera – me dice, vuelvo a mirar al niño

¿Por qué mejor no me dices que quieres comer en realidad en vez de pedir tantas cosas a la vez? – se lo pregunto sonriendo, él no tiene la culpa de ser así, la culpa es de los adultos que lo rodean

No – me grita y comienza a llorar – quiero todos estos – y señala todo, una vez más, pongo mi mano en su espalda, si Travis piensa que metí la pata, entonces sí que va a despedirme

Solo no llores por favor – le pido con la esperanza de que eso lo detuviera

Te dije que le dieras lo que pidiera – interviene el hombre, saca una tarjeta de crédito de su billetera y la tira en mi dirección sobre la mesa – has lo que se te pide y deja de intervenir en lo que no te importa – me muerdo la lengua para no darle la contestación que se merece, me enderezo y lo miro

Como diga, señor – asiento y me voy, hago el gigante pedido del niño y cuando está listo llevo todo y lo acomodo poco a poco sobre la mesa, le devuelvo la tarjeta de crédito al desagradable hombre, cuando me volteo para marcharme la pequeña mano del niño sujeta mi muñeca

Come conmigo – lo dice con la actitud de quien sabe que tiene el mundo a su disposición, me agacho a su lado

No puedo hacerlo – me parece que se merece una explicación – en este momento estoy trabajando – toco su pelo y me pongo en pie, para mi sorpresa y desesperación comienza a llorar una vez mas

Si te vas no voy a comer nada – me amenaza y se cruza de brazos, por cómo actúa se ve que eso le funciona

Aun así, estoy trabajando – le repito

Solo siéntate – definitivamente este hombre es el culpable de la actitud de este niño, él es quien hace que el mundo se ponga a sus pies

Como le dije al niño, estoy trabajando – se pone en pie, viene en mi dirección, abre una silla y hace que me siente, el niño sonríe, el hace un gesto y nuestro gerente, quien con nosotros es muy estricto, para el viene con una sonrisa

¿en qué puedo servirlo? – me mira de forma estricta - ¿nuestra empleada le está dando algún problema? – no puedo creer que pregunte eso

¿Cuánto cobra ella diario? – le pregunta, él lo piensa

Normalmente unos doscientos dólares – el hombre se queda pensando

Le daré esos doscientos dólares para que contrate a alguien más por hoy – le dice con descaro – y a ti – me mira – te daré diez veces esa suma, su jefe la mira. Esa sola mirada le hace saber que no puede negarse, y la cantidad de dinero tampoco me pone fácil hacerlo. Así que se queda sentada, sintiéndose humillada y mira al hombre con desdén, un desdén que el simplemente ignora con descaro

¿Cuál es tu nombre? – quiere saber el curioso niño

Yo soy Sara – le respondo - ¿y el tuyo?

Mi nombre es Andy Tide y él es Eidan – también presenta al hombre

Dejen de hablar y coman – es su única respuesta a tal presentación, no pongo ni un bocado de toda esta comida en mi boca, me dedico a mirar a Andy comer, se ve que es un niño con déficit de atención, nada más que eso, tampoco hay que ser demasiado inteligente para darse cuenta de que es así, desde que están en este lugar, pocas veces ha cruzado palabra con el tal Eidan, cuando el chico termina doy por concluido el castigo y me pongo en pie, Andy me vuelve a sujetar

¿Me acompañas hasta el coche? – asiento, lo menos que puedo hacer es demostrarle que no todos los adultos somos iguales, lo llevo de la mano hasta el estacionamiento y le sonrío, cada vez que Eidan nos mira borro esa sonrisa, no me gusta que piense que puede dirigir mi vida con su dinero sin siquiera saber quién soy

Le recomiendo que deje de mirarme de esa forma, debe de ser incómodo para usted, y a mí ni siquiera me interesa – me deja saber con desagrado. Lo ignoro y sigo escuchando la chachara del niño, es más interesante. Pero cuando veo a Eidan acercarse al auto, mi sangre hierve, si no estuviera suficientemente molesta, ahora lo conseguiría. El que conducía ese auto que me arruino el día por completo, de hecho. El arruino mi día de principio a fin.

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