Eran las 6am, un día dos de enero, donde todos estaban resacados, fiestando aun, pero yo… a mí se me ocurrió la brillante idea de ir a un cementero.

—Hola… solo quería decir que este año fue de m****a, joder. No me puedo imaginar que todo este así de mal, todo este así de jodido. No puedo creer como carajos pase otro año sin estar aquí. ¿Saben todas las ganas que tengo de reencontrarme con ustedes? Esto es jodidamente frustrante —Dije dramática mientras me sentaba en una tumba desconocida.

Siempre venia cada mes para desahogar lo que siento, mi vida se está yendo al carajo.

—Eh… ¿necesitas ayuda? Te veo muy… mal —Dijo un chico llegando a mí de la nada.

Un chico pelirrojo, alto, flaco y simplemente era de buen parecer ¿Es británico? Creo que me voy a aprovechar de la situación. Este chico estaba vestido casual. Se nota que le gusta ir vestido ligeramente elegante.

—Bueno, sí creo necesitar ayuda. Estoy aun dolida por la muerte de todos estos.

—¿Todos los que están aquí son familiares tuyos? —Dijo sorprendido, mientras me tendía una mano.

—Si pues, cada mes vengo a llorarles —Dije secándome mis lagrimas falsas.

—Vaya, justo ahora nos encontramos —Dijo él, de forma irónica —Yo también vengo cada año, desde hace 3 años —Dijo tranquilo.

Oh, vaya. No me esperaba eso ¿Por qué nunca lo vi?

—Que interesante. Así como interesante es que estoy conociendo a un desconocido en un cementerio…

—Oh si, disculpe —Dijo rápidamente —Soy Archie. Un placer —Me mostro una bonita sonrisa.

No aguanté y lo primero que hice fue plantarle un pequeño beso en las mejillas. Ya había cumplido un propósito de año nuevo. Él se quedó perplejo ante esto, me miro sonrojado y se mantuvo viéndome fijamente.

—Okay, soy Christine, el placer es mío —Dije triste, aun así mostrándole una sonrisa.

Estaba fingiendo la verdad.

—Ahora voy a despedirme de ellos como siempre lo hago —Dije tomando mis latas de pintura que estaban en el suelo.

—¿Qué hará con eso? —dijo curioso.

Yo vacié la pintura en unas pistolitas de agua.

—Cerrar mi visita con colores. ¿Quiere ver? —Dije pasándole una pistola, yo tenía dos.

—Okay no voy entendiendo… —Dijo confundido.

Empecé a disparar pintura por todos los aires, incluyendo bañar de pintura al desconocido.

—¿¡Pero que hace señorita!? —Dijo furioso.

Él también empezó a pintarme, arrojándome pintura por todo mi cuerpo. Qué bueno que es pintura de agua. Empecé a reír con locura y diversión, había hecho la primera travesura del año. Ahora si estamos hablando.

—Hay que llenar la vida de colores señor, no se preocupe, es pintura de agua —Dije riéndome a carcajadas.

—¡No debiste de hacer eso! —Me agarró por el cuello. Pero mi reloj sonaba, indicándome que debía de irme, tengo una entrevista de trabajo.

—Bueno, no lo culpo, es un amargado —Dije riéndome —Me tengo que ir, nos vemos —Me solté.

Me alejé corriendo lo más rápido de ahí.

—¡Te vas a arrepentir en cuanto te vea! ¡Lo juro idiota! —Dijo furioso.

Bien Christine, te luciste, tacha de la lista este deseo.

//

Soy Christine Ferreira. Una chica extrovertida de apenitas 19 años, vivo en la gran manzana (New York) y que mejor que empezar el día 2 de enero haciéndole una broma a un desconocido.

Se veía muy lindo, lastima. Pero que va, estuvo chido verlo enojado.

Me bañé rápidamente y busqué ropita para mi cuerpo rellenito. Me hice una coleta alta para ir a mi entrevista de trabajo. Estaba aplicando para trabajar como niñera para un empresario. No lo conocía aun, solo vi el anuncio en el periódico. Soy niñera desde que vivo aquí y se me da bien hacerlo. Pienso cursar la universidad para estudiar como maestra. Creo que se me dará bien.

—Okay, eres bonita, eres valiente, tu podrás encantar —Me dije en el espejo, dándome ánimos para empezar este día. Así subimos el autoestima pues.

Mis rasgos caucásicos se notaban a leguas y mis pecas se estaban asomando bien, que buen día, me veo muy bonita. Acomodo mi pelo ondulado y salgo de casa. Lo que venga la suerte.

Espero encontrar a tiempo un taxi. Voy muy tarde.

—Buenos días Fil —Dije despidiéndome del portero del edificio.

—Hola bonita, dalo todo hoy —Dijo emocionado, me arrojo una funda bien amarrada.

De seguro es un sándwich de huevo. Mi favorito.

—Gracias Fil, bai —Dije emocionada.

Me comí el sándwich y empecé a correr por un taxi. Fil es la persona que me alimenta, me hace compañía y me ha enseñado todo por acá, es un viejito de 60 años que dice que soy su niña bonita. Es adorable la verdad, parece un santa Claus de lo redondito que es.

Él y yo estuvimos debatiendo esto y si, ser niñera es lo que se me da, es lo que me ha dejado dinero, he estado vagando de trabajo en trabajo y veremos si este promete. Me lo tomo bastante bien el cuidar niños, tengo buenas reseñas, pero poco mercado, así no se puede.

Tendría que llegar a la nueva tienda de A****n, “A****n 4-star” Ahí dijo el jefe que me citaría. Aún me pregunto porque carajos hace un llamado por periódico. Supongo que el jefe es un anticuado. Bueno, no lo empezaré a juzgar, aunque claro, estamos en el siglo XXI, que empiece a usar F******k.

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Llegué a las oficinas esperando que no haya mucha gente y ¡Yes! No hay nadie. Lo sabía, no están leyendo casi periódicos hoy en día, por favor. Voy a donde me indican y me presento a la secretaria.

—Muy buenos días, justo hace días llame por el trabajo. Aquí está mi curriculum —Dije pasándole la hoja —Soy Cristine Ferreira.

—Hola Cristine, justo a tiempo. El Gerente acaba de llegar, denme un momento —Dijo levantándose y entrando por una puerta bastante lujosa, este edificio se ve caro.

Me arreglé un poco la falda para estar presentable y me acomodé todo. Quería impresionar. Me acomodé la falda y mi cartera, me harían muchas preguntas y debía de estar tranquila. Respiré profundo y exhalé un poco.

Vamos, tú puedes.

La chica salió y de inmediato dijo que entre, tomé valentía y entré. Pero en cuanto entré, me arrepentí completamente.

Esa espalda, ese porte, ese cabello…

¡Era el mismo chico de esta mañana!

Estoy en serios problemas.