Amir
Ver el rostro de mi mujer al oír el porqué Dina vino a buscarme era lo más divertido que vería a lo largo del día, me encantaba su reacción y sobre todo su ataque de celos que intentaba disimular.
—¿Estás bromeando?
—No estoy bromeando, habibati.
—¿Qué mierda estás diciendo, Amir?
Y es que no podía parar de reírme. —Ven entremos.
—¿Te lo estás pensando no?
Por supuesto que no, no se me pasaría por la cabeza, hoy en d&iac