Caítulo 4 "Sobrevivir"

Pasaron varias horas hasta que Jade despertó aterrado y gritando. Por lo que rápidamente me acerqué a él y lo abracé diciéndole que todo ya estaba bien y que estaba a salvo. 

-Hermana en verdad tenía mucho miedo. Decía Jade mientras seguía aferrándose a mis brazos. 

-Lo sé, pero ya todo está bien y no dejaré que nada malo te pase. – dije mientras le daba un beso en la frente y veía como Sebastián llegaba y preparaba todo para que dieran de alta a Jade. 

-Hermana nuestros papás ¿Dónde están? – preguntó mientras yo no sabía que contestar ya que aún no aceptaba el hecho de que ya no estuvieran con nosotros. 

-Nuestros papás… están en el cielo y no regresarán Jade. – dije mientras veía como Jade empezaba a llorar ya que entendía el significado de mis palabras. 

-Hermana ¿tú me dejaras solo? – Preguntaba mientras me miraba fijamente mientras seguía llorando. 

-Yo jamás te dejaré, siempre estaré contigo pase lo que pase.  

Abrazaba cada vez más fuerte a Jade mientras esperaba que se calmara y dejara de llorar.  Llegó una enfermera diciendo que ya nos podíamos ir y que todo estaba perfectamente bien. Aún no me quería ir ya que tenía que saber la condición en la que se encontraba Carlos, así que solo pude preguntar por él con la enfermera. 

-El joven Carlos seguirá en terapia intensiva hasta el día de mañana, pero si gusta la puedo llevar a su habitación para que lo mire. Aunque aún sigue sedado. – decía mientras yo le 

pedía a Sebastián que llevará a Jade a la gran casa. No podía dejar a Carlos solo en el hospital. 

-Hermana ¿Por qué no vas conmigo? No me dejes solo. – decía mientras agarraba mi mano y no la soltaba. 

-Jade… Yo tampoco quiero dejarte solo, pero tengo que ver a un amigo que está aquí también en el hospital y no puedo dejarlo solo. Y en la parte en la que se encuentra mi amigo no pueden pasar niños. Así que te parece si me esperas junto a Sebastián en lo que yo visito a mi amigo y ya después nos vamos a la gran casa. 

Al ver que ellos iban a esperarme decidí apurarme al ir con Carlos, por lo que al llegar a la habitación donde se encontraba mis lágrimas se desbordaron de nuevo. Me sentía tan culpable ya que si no hubiera dejado que él me acompañará nada de esto estuviera pasando. 

-Perdón Carlos, jamás quise que esto te pasará. – decía mientras me sentaba a lado suyo. 

-No debes de sentirte culpable, tú no tienes la culpa. – decía Carlos mientras se levantaba poco a poco hasta verme a la cara, y al verme que estaba llorando solo se empezó a reír. 

-Pensé que aún seguías sedado. – dije mientras me quitaba las lágrimas con mi mano. -Lo estaba, pero me empecé a despertar cuando tú llegaste. 

-En verdad siento que te involucraste en todo esto.  

-Daniela… lo que diste a cambio de tu hermano en verdad ¿estás preparada para todo lo que se te viene? – Preguntaba Carlos mientras me miraba seriamente y yo entendía que si él me estaba preguntando era porque en verdad estaba muy preocupado por mí y por mi seguridad.

-No pienso dejar que alguien me mate o lastime a alguien que quiero. - ¿Qué vas a hacer para evitarlo? 

-Buscaré ayuda, y atraparé a los asesinos de mis padres y no dejaré que lastimen a alguien de nuevo. 

- ¿A quién le vas a pedir ayuda? 

- ¿Conoces a Mateo Smith? - Le preguntaba mientras me levantaba de la silla y me paraba enfrente de él. 

-Todos en la ciudad lo conocen. Es una persona que tiene mucho poder y que está metido en todos los asuntos de la ciudad. Pero ¿Acaso lo conoces? 

-Era amigo de mi padre y sé que ayudará. Debo de confiar que así será. 

-Todos saben que si le pides ayuda a ese tipo es como vender tu alma y nunca sabes con que querrá que le pagues.  

-Sé que tal vez no sea una buena idea, pero vale la pena y no pienso dejar que él haga lo que quiera. Porque si él es alguien poderoso yo también lo puedo ser. – dije mientras veía que ya debía regresar con Jade. No quería dejarlo solo, pero debía primero llevar a Jade a un lugar seguro. 

Miré a Carlos por un momento hasta que él mismo se dio cuenta que yo ya querría irme y sabía que estaría bien solo. 

-Debes irte Daniela… ve con Jade. – dijo mientras sostenía mi mano y me sonreía tan alegremente.

-Perdón en verdad, no quiero dejarte solo, pero debo de llevar a Jade a casa. Regresaré cuando todos estén a salvo. Trataré de no tardarme. – Lo miré fijamente. – No te preocupes por mí Daniela. Yo estaré bien, esperaré a que llegue mi familia y ya no estaré solo. – Decía Carlos.  

Sin otra opción me despedí de él y mientras dejaba que un oficial lo custodiaba afuera de su habitación, yo salía de la habitación para ver que el detective seguía esperándome. - Detective no es necesario que usted mismo me proteja. – dije mientras lo miraba. – Es mi trabajo mantenerla a salvo señorita Williams. – dijo mientras me miraba fijamente, mientras sostenía un vaso de café. 

Nos miramos por unos segundos hasta que yo sólo acepté su compañía y me dirigí al estacionamiento donde Jade y Sebastián me estaban esperando.  

Al llegar y ver que todo estaba bien decidí solo subirme al auto que tenía Sebastián y abrazar a Jade mientras que el detective nos custodiaba en su auto. Mientras Sebastián conducía podía darme cuenta que no sabía qué hora era, ya que ya estaba el sol en su punto máximo.  

Tenía que hacer muchas cosas en cuanto llegara a la gran casa y no tenía ganas de hacer algo, pero como la nueva líder de la familia debía de hacerme cargo de todo. Mientras seguíamos en camino Sebastián encendió la radio para distraernos un poco, pero en cuento la puso lo primero que escuchamos era la noticia de la muerte de mis padres y sobre el secuestro de Jade por lo que solo Sebastián solo la apagó en ese mismo momento. 

-Perdone señorita. – decía Sebastián mientras estábamos a punto de llegar a la gran casa, que estaba rodeada de prensa por lo que solo Sebastián me pidió que me agachaba y abrazara a Jade para no tener que manejar a la prensa- Aún no era momento de dar alguna explicación ni mucho menos estar en el ojo de la prensa. Por eso al pasar por toda la gente que estaba esperando ver algo, solo empezaron a tomar fotografías hasta que Sebastián pudo entrar a la casa y decirnos que todo ya había pasado. 

Al bajar del auto pude ver que el detective estaba igual bajando de su auto sonriéndome en cuanto me vio. No sabía que pensar sobre él, pero algo era seguro y es que él no iba a dejarme sola en estos momentos. 

-Detective podemos hablar adentro. – dije mientras entraba a la gran casa agarrando las pequeñas manos de Jade.  

No quería soltar las pequeñas manos de Jade, pero sabía que él necesitaba descansar, ya que, aunque no quisiera debíamos de afrontar cosas que no nos imaginábamos que iba a ocurrir. Miraba como todos los sirvientes de la casa nos miraban tristemente, no me imaginaba que nuestra familia iba acabar de esa manera. Después de entrar a la habitación de Jade y arroparlo en su cama, los dos solo nos vimos por un momento y él solo con su mano acaricio mi mejilla dándome cuenta que mis lágrimas estaban corriendo por mi cara y que sin darme cuenta todo Jade empezó a llorar. 

-Te prometo Jade que nunca vas a estar solo, siempre estaré contigo sin importar lo que pasé. – dije mientras lo abrazaba y pensaba que debía de ser más fuerte que nunca… por Jade haré cualquier cosa solo por su seguridad. 

-Extraño a mamá. – decía mientras al oír esas palabras todo mi cuerpo se estremecía y no sabía que contestar. – Jade…mamá y papá no van a volver y sé que tú entiendes a qué me refiero, porque eres un niño tan inteligente y creme que yo igual los extraño tanto. – decía mientras miraba como Jade no dejaba de llorar así que solo lo seguí abrazando esperando que se calmará. Pasaron los minutos hasta que él cayo rendido y se quedó totalmente dormido y mientras yo le ponía una manta encima para cubrirlo, vi como mi cabeza empezaba a doler demasiado por lo que al salir de la habitación vi a Sebastián dirigirse hacia mí. 

-Señorita Daniela ¿Cómo se encuentra el joven Jade? 

-Te mentiría si te dijera que está bien, porque realmente no lo está y eso me duele tanto. No quiero que él sufra, pero no puedo hacer nada para evitarlo. 

-Señorita porque no va a su habitación a descansar un momento, no ha dormido nada. No debe de exigirse de más. 

-Antes de eso, necesito que me consigas un medicamento para el dolor de cabeza. – dije mientras entraba a mi habitación y veía todo el desastre que había dejado horas antes. 

-En un momento se lo traeré. – dijo mientras se iba y me dejaba sola. 

-En verdad no entiendo cómo es que pasó todo esto papá. – dije mientras me tiraba a la cama llorando descontroladamente mientras abrazaba una almohada y seguía lamentando todo lo que había pasado. 

Después de tomarme el medicamento me dio tanto sueño que en un segundo me quedé totalmente dormida hasta que escucho que alguien estaba llamándome. No quería responder a ese llamado, pero su voz era conocida y sabía que debía abrir los ojos.

Cuando lo hice pude ver como un joven estaba sentado a lado mío mirándome tristemente.  Aún seguía dormida por lo que no pude reconocer de inmediato a aquel joven, pero cuando pude abrirlos vi que era mi medio hermano Félix. 

- ¿Qué haces aquí Félix? 

-Me avisaron de lo que había pasado, y no dudé en venir a tu lado. Sabía que no debía dejarte sola. 

-Te agradezco que hayas venido, pero no era necesario. Nunca he necesitado de ti. – decía mientras me levantaba lentamente de la cama, quedándome sentada en la orilla de la cama. 

-Sé que nuestra relación jamás ha sido tan cercana, pero también era mi padre y tengo derecho a saber qué fue lo que sucedió. 

-Nuestro padre fue asesinado por un grupo de hombres. En estos momentos están buscando a los culpables. 

-Tú y Jade ¿están bien? Escuché que Jade había sido secuestrado, pero Sebastián me dijo que ya se encontraba con ustedes y que estaba en su habitación. 

-Así es, hice un trato con los asesinos para que me devolvieran a Jade. Así que, respondiendo a tu pregunta, en verdad crees que estamos bien. Acabamos de perder a nuestros padres.  

Un silencio estuvo por toda la habitación por unos segundos hasta que escuche que Félix suspiraba. 

-No te ves afectado por la noticia.

-Sabes mejor que nadie, que jamás tuve una relación de padre e hijo con él, así que no me afectó mucho su muerte. 

- ¿En verdad eres su hijo?  

-Aunque yo odiara serlo, si lo soy Daniela. – decía mientras miraba su teléfono y tomaba un vaso lleno de agua. 

-La muerte de nuestro padre está por todos los medios, en verdad lamento todo lo que está pasando Daniela. 

No dije nada ya que lo que me había dicho era algo que en estos momentos no me importaba, aunque sí sabía que en algún momento debía de salir para dar una declaración y sobre todo que la prensa iba a estar sobre nosotros buscando alguna noticia amarillista y eso era algo que seguía molestado. No quería tener que tratar con la prensa, pero era algo que tenía que hacer como líder de esta familia. 

A pesar de que Félix se encontraba a lado mío, no podía hacerle caso, por lo que él se dio cuenta y solo se quedó a mi lado en silencio mientras yo seguía perdida en mis pensamientos. No quería volver a la realidad, pero ese pensamiento solo duró por un segundo ya que debía de hacerme cargo de tantas cosas. Empezando con ver a Mateo Smith, no podía continuar con mis planes sin antes hablar con él y pedir su apoyo. 

-Félix necesito que me hagas un favor. 

-Dime ¿Qué puedo hacer por ti? 

-Necesito que llames a Mateo Smith y le pidas una reunión lo antes posible. – dije mientras veía que Félix me miraba horrorizado.


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