- ¿Cómo es que tú estás aquí? – Le preguntaba mientras él solo me miraba y no decía nada. -Quise contactarme con usted antes, pero no me dijeron donde se encontraba.
Al verlo sabía que yo tenía la culpa ya que nunca volví a la gran casa desde que Mateo vino por mí, y eso era algo que me estaba lamentando en este momento.
- ¿Podemos hablar en otro lugar sr. H? – Le preguntaba ya que no me sentía cómoda al estar hablando frente a la jefatura y aún no sabía si ese hombre me seguía siguiendo.
-Si desea la puedo llevar a un lugar seguro. – decía mientras veía como yo estaba nerviosa ya que volteaba a cada rato para asegurarme que ese hombre ya no estaba.
Al responderle que era lo mejor, H paró a un taxi y nos subimos para que nos llevará a las afueras de la ciudad donde había puras casas abandonadas y las calles eran deplorables. No sabía que parte de la ciudad estaba, ya que nunca había ido a lugares así, por lo que al llegar el