El cliente respondió, "Este pequeño diamante costaría solo dos mil dólares en otro lugar, ¡pero aquí lo estás vendiendo por diez mil dólares! ¿No te da vergüenza cobrar un precio tan alto?"

El empleado defendió, "El valor de este anillo no se basa solo en los materiales brutos; es el resultado del diseño único de un famoso diseñador de joyas y es una edición limitada".

"¿Edición limitada? Es solo tu estrategia de marketing. No es tan valioso como dices", replicó el cliente.

En medio de su disputa, Yohan preguntó con calma, "¿Has firmado el contrato?"

Ambas partes se sorprendieron y el cliente admitió a regañadientes, "No me atreví a firmar un contrato con un negocio dudoso".

Yohan respondió con calma, "Si no has firmado un contrato, tus declaraciones no tienen mucho peso. Hay muchos otros anillos en la empresa de mi padre que son elegantes y más asequibles. ¿Por qué no echas un vistazo a esos?"

El cliente frunció el ceño al escuchar la sugerencia de Yohan y preguntó, "¿Quién eres tú?