Mia caminó hasta la sala y encontró a Giovanni cerca de la ventana. Él estaba hablando a través de su celular y no la notó de inmediato. Aprovechó para observarlo con atención. A diferencia suya, él ya estaba listo. Traía puesto un esmoquin negro y una camisa del mismo color. Le había visto vestirse con ropa formal cuando iba al trabajo y le quedaba igual de bien que sus chaquetas de cuero y jeans.
Él se giró en ese momento y sus ojos se encontraron.
—Te llamaré mañana, Luka. —Él hizo una pausa—. No. Está bien, adiós. —Terminó la llamada y la guardó en el bolsillo interior de su saco.
—¿Todo bien?
Giovanni se limitó a asentir antes de comenzar a caminar hacia ella. Como un cazador que acecha a su presa, dio pasos lentos y no le quitó la vista de encima.
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