—¿Por qué está tan empecinado con ella y con lo que pasó? El dinero no es solo una de las razones. Sé que detrás de todo hay algo más y lo voy a descubrir.
—Hijo, ¿puedo pasar? —pregunta al otro lado de la puerta, sabiendo que se trata de mi madre.—Sí, pasa, mamá —respondo una vez he guardado las fotografías y las alejo de la vista de cualquier otra persona que no sea yo.Ella ingresa y cierra la puerta lentamente. Se acerca a mí con cautela, lo cual me parece extraño. De repente, toma asiento a mi lado y me mira, sonriendo débilmente como si quisiera ponerse en mi lugar y entenderme por todo lo que pasó.—Oye, mamá se preocupa por ti. Rebeca me ha dicho que no has querido comer ni un solo bocado y sabes que eso no está bien, deberías alimentarte para mantener tu salud y energías, especialmente en estos momentos.—Mamá, no insistas por favor. En serio no tengo nada de apetito en este momento, así que no pierdas más tiempo conmigo, no voy