Despierto sobresaltada cuando siento que alguien me toca el brazo, odio que la gente me toque y más cuando estoy dormida o me toman desprevenida. Miré con auténtica furia a la pobre azafata que me avisa que abroche mi cinturón ya que el avión está por aterrizar.
Me siento culpable segundos después de fulminar con la mirada a la pobre y le murmuré un “Gracias” casi inaudible, para no pasar por mal educada.
Soy bastante consciente de que tengo un carácter complicado, un humor de perros cuando recién me despierto y tal vez ayuda también el hecho de tener el presentimiento de que estas no serán unas tranquilas vacaciones en casa, el llamado de papá todavía me altera un poco.
Pedirme que regrese a casa antes de terminar mi recorrido por Europa con el fin de realizar prácticas en las empresas más importantes del continente y así terminar mi tesis final en la universidad era mi plan para este mes.
Sé que aunque mi padre quiso parecer tranquilo su tono de voz me decía todo lo contrario, eso sumado a las interminables reuniones y fiestas sociales a las que me someten mamá y mi hermana menor por su constante relación con el mundo de la moda, ya es suficiente estrés como para creer que tres meses en casa serán una tortura.
Al bajar del avión y recoger mi maleta, lo primero que veo son dos cabezas, una roja y otra negra corriendo hacia mí en una pelea de niños por ver quién me alcanza primero, son mis dos personas favoritas en todo el mundo, mis mejores amigos Lisa y Nick que corren a abrazarme como si hubieran pasado siglos sin verme. Nos abrazamos y saltamos los tres como retrasados hasta que Nick nos agarra por la cintura a las dos juntas y nos hace girar para reír como locos sin parar.
-¡No tienen una m*****a idea de cuánto los extrañé manga de locos!- Digo mientras los lleno de besos.
-Y nosotros a ti Kathy, no sabes lo difícil que es aguantar a este pesado todos los días sin tu ayuda.- dice Lis mientras se le escapa una risilla por el codazo que le dio Nick.
-Tú que la conoces, dime que no le crees lo que ésta loca te dice Kathy.- dice Nick
-Tranquilo amigo, ambos sabemos que la más insoportable del grupo es Lis.- le digo y ahora reímos nosotros mientras ella hace un mohín y cruza los brazos en su pecho.
Salimos del aeropuerto directo al auto de Nick y les vuelvo a agradecer por ir a recogerme, ya que mi adorada familia no hizo acto de presencia como es costumbre.
En el viaje nos ponemos al día un poco y acordamos juntarnos mañana por la noche en nuestro bar preferido para comer pizza y recordar viejos tiempos. Cuando éramos adolescentes nos pasábamos hasta altas horas de la noche bailando y bebiendo cervezas en el viejo bar de Charly.
-Gracias de nuevo por ir a recogerme juntos chicos, no sé qué haría sin ustedes. Los amo, ¿lo saben no?- les digo dándoles un beso antes de bajar del auto.
-Obvio que lo sabemos, y sin nosotros no serías nada.- dice Lis alardeando como siempre.
Reímos y me despido saludándolos desde la puerta de casa. Al entrar me encuentro a Grace que viene con los brazos abiertos a recibirme y hasta puedo ver lágrimas en sus ojos, ella es el alma de la casa, mi nana desde que nací y la que se encarga de todo y de todos. Mientras crecí fue mucho más como una madre que mi propia madre, ella se encargó de criarme mientras mamá modelaba por pasarelas alrededor del mundo, si, mi madre es una modelo reconocida mundialmente y aunque ya está retirada de las pasarelas, ahora la que sigue sus pasos es mi hermanita “perfecta” según ella ya que yo fui su gran decepción al negarme rotundamente a pertenecer al mundo de la moda. Es más, creo que debí ser el nene de papá para no decepcionar a nadie, aunque papá no diría lo mismo. Yo soy su pequeña y la que sigue sus pasos en el mundo de los negocios y en quien más confía para que algún día maneje su imperio como le gusta llamarlo.
En fin, nana es muy especial y le tengo un aprecio enorme, me atrevería a decir que es a quien más extraño en toda la casa.
-Mi niña, por fin mi niña está en casa de vuelta.- dice mientras me da uno de esos abrazos llenos de amor como solo ella sabe.
-Si nana, estoy en casa y espero que estés preparada para volverme loca y hacerme reventar con tus comidas que no tienes idea de lo que te extrañe a ti y tus manos en la cocina.-
-Por supuesto que estoy preparada, pero ¿has visto lo flaca que estás, cariño? tú no estuviste alimentándote bien.- dice con el ceño fruncido mientras me toma de las manos y examina mi cuerpo.
-No exageres nana, es cierto que tengo algunos kilitos menos pero es por saltear algunas comidas, estos últimos meses estuve rindiendo muchas materias para acabar con esta carrera lo antes posible y mira lo bien que me resultó, estoy a solo una tesis de graduarme y no tendré que volver a Oxford. Así que podrás alimentarme tranquila todo lo que quieras, lástima que no llegué muy lejos en mi intento de investigación de mercado, quería recorrer algunos países más antes de terminar mi última tesis pero papá me hizo volver urgentemente sin muchas explicaciones. ¿Tienes alguna idea de lo que ocurre?-
-Lamentablemente no tengo idea mi niña, solo puedo decirte que tu padre ha estado muy raro últimamente, parece estresado y muy preocupado, debe estar con mucho trabajo. En cuanto a tu madre y hermana, solo siguen siendo ellas en su mundo.- dice y yo no sé si preocuparme más por papá o por que el resto de mi familia no tienen idea de lo que pasa a su alrededor.
-Bueno nana, supongo que cuando regrese de la oficina papá me pondrá al tanto de lo que sucede, por el momento voy a cambiarme y a salir a dar una vuelta.- le digo mientras me encamino hacia mi habitación.
-¿Esa vuelta de la que hablas implica que tendré que preparar un jugo energético de los que tanto te gustan para recuperarte cuando vuelvas de correr como una loca?- dice nana con una sonrisa picara sabiendo exactamente lo que pretendo hacer.
-Es por eso que te quiero tanto, me conoces mejor que nadie.- le digo y tiré un beso al aire antes de subir a mi cuarto por mi ropa deportiva.
Como ya es costumbre, me pongo mis pantalones de yoga negros, un top deportivo, mis covers de entrenamiento, amarro mi cabello en una coleta alta, tomo mi ipod y salgo a recorrer las calles de mi barrio como lo solía hacer antes de mudarme a Oxford. El barrio en el que viven mis padres es uno de los más residenciales de Londres, el barrio Chelsea es muy conocido por los diversos atractivos turísticos que tiene aparte de ser el barrio que da nombre al equipo de fútbol del que soy fanática desde que tengo uso de razón, con papá íbamos a todos los juegos cuando era niña y de grande también. Estos últimos años intenté hacer todo lo posible para que no perdamos nuestro ritual pero sinceramente entre mis estudios y el trabajo de papá se hizo casi imposible asistir a los partidos esta temporada.
Casi sin darme cuenta llegué al Westfield Park lo que quiere decir que llevo tres kilómetros sin parar, pero como todavía me queda energía, decido dar un par de vueltas antes de emprender el camino de regreso.
Cuando estoy a solo unos metros de llegar a casa, siento que ya no puedo respirar, mis pulmones arden y mis piernas laten tanto que creo que podría arrastrarme para llegar a la puerta.
Decido tirarme en el césped de la amplia entrada de casa a recuperar el aliento antes de hacer mis estiramientos. Pero lo primero que hago cuando consigo respirar con mayor facilidad es comenzar a reír como una loca, mirando mi contador de pasos que dice que corrí ocho kilómetros sin parar. Creo que de verdad me estoy pasando con el ejercicio, pero no lo puedo evitar, cuando estoy muy nerviosa o inquieta solo puedo correr para intentar aliviar la presión en mi pecho por esa sensación de que algo no anda bien.
Luego de mis estiramientos me dirijo hacia la entrada, pero me llama la atención los vehículos estacionados en la entrada de casa, se trata de unas tres sub negras blindadas que, si mal no recuerdo, no pertenecen a ninguna de las amigas de mamá y dado que papá no suele tener reuniones sociales, es raro ver estas bestias blindadas a estas horas en casa.
Al entrar lo primero que veo son los ojos de papá prácticamente negros de la furia, y teniendo en cuenta que tiene unos preciosos ojos azul verdoso como los míos, cuando se enfurece se dilatan tanto sus pupilas que se vuelven negros. Puedo verlo gesticular con los labios y las manos pero no lo escucho.
“M****a. Cierto que tengo los auriculares puestos.”
-… como se te ocurre desaparecer de esa manera, ¿Acaso no te dije que volvieras a casa y esperaras aquí que teníamos que hablar…?- dice sin tomar ni un segundo para respirar.
Es evidente que está más estresado de lo que lo vi jamás y muy preocupado también. Solo se me ocurre una sola forma de calmarlo y es como lo hacía desde pequeña para que se relajara.
-¡Papi!- Grité corriendo a sus brazos y saltando a treparme de su cuello, a pesar de que está casi en sus 60 tengo que reconocer que se mantiene en forma, todavía ejercita por lo que no le supone un problema abrazarme por la cintura y hacerme girar como lo hacíamos cada vez que llegaba de un viaje de negocios cuando yo era apenas una niña.
Eso lo hacía sonreír siempre y esta vez no fue la excepción, aunque no fue una sonrisa tan amplia como en aquellos días.
-¿Por qué no estabas aquí cuando llegué Kathy, y dime porque no atiendes tu teléfono? Llevo casi una hora llamándote como un loco.- dice cambiando la voz por una mucho más preocupada.
-Lo siento papá llegue hace un par de horas y salí a correr un poco, debo haber dejado mi teléfono en la habitación. Pero no te preocupes que ya estoy aquí.- le digo tomando su rostro para que se tranquilice y vea que estoy aquí.
Cierra los ojos por un instante y toma aire, cuando los vuelve a abrir me regala una tierna sonrisa.
-Bueno, si ya terminaron con el espectáculo de padre e hija, ¿podemos saber a qué se debe la asamblea Smith reunida o debemos aplaudirlos?- y esa es mi tierna hermanita menor.
-¡Helena Hamilton Smith! Es la última vez que permito que te refieras así a tu padre o tu hermana mayor, si no quieres que se corten todos tus beneficios más te vale que empieces a comportarte, porque de lo contrario tendrás que empezar a valerte por ti misma.- guau… esa fué la voz de Batman de papá lo que indica que se terminó el buen humor que había conseguido yo.
-Alexander, no seas tan duro con la niña, sabes que no lo dice con malas intenciones.- y esa es mamá como siempre defendiendo a su princesa.
-No voy a discutir sobre ese tema otra vez Natacha, por favor no me lo hagas más difícil.- Le responde con el ceño fruncido y solo bastó con usar su nombre, para que ella también entendiera que la cosa va en serio.
Soltando un largo suspiro nos miró a las tres y cuando se detuvo en mis ojos comprendí que lo que estaba por decir iba a ser duro para mí.
Eros -Señor Cook, tiene una llamada del presidente de Interpol por la línea uno.- llega mi secretaria corriendo sin aliento desde el pasillo como si el mismo presidente de la nación estuviera llamando. Aunque debo reconocer que es un poco raro que me llame Travis un viernes a primera hora. -Tranquilízate Alina y comunícalo inmediatamente.- le digo, esta chica es muy eficiente pero un poco exagerada a veces. -¿Tanto me extrañas que no han pasado ni dos semanas desde la última vez que hablamos y ya me estás buscando otra vez? Te recuerdo que no soy nada fácil Travis, tendrás que trabajar duro para lograr conquistarme.- Bromeo al levantar el tubo sin dejarlo hablar primero. Nos conocimos hace ya mucho tiempo cuando compartimos los primeros años de facultad, pero su familia se mudó a París y luego él se convirtió en el presidente de Interpol y yo en agente de la CIA, nunca dejamos de hablar y en ocasiones tenemos oportunidad para encontrarnos o nuestros trabajos en ocasion
Katherine -Yo paso.- fue lo último que salió de mis labios antes de intentar escapar de la situación y chocar contra un muro de músculos que casi hace que me caiga de espaldas. ¿Dónde estaba el ropero este que no lo vi cuando entre? Un par de enormes manos me sostienen de mis brazos, por lo menos tuvo la decencia de sostenerme para no dejarme caer. Lentamente mi mirada va subiendo por unos grandes brazos cubiertos por un traje negro, pasando por un pecho que parece tenso bajo una camisa blanca impecable, intento llegar al rostro del causante de frustrar mi intento de fuga pero parece un cuerpo interminable, debe medir como un metro noventa o quizás más. Cuando finalmente me encuentro con un par de ojos celestes más claros que el cielo cubiertos por espesas pestañas negras como su cabello y una barba de tres días enmarcando una perfecta mandíbula cuadrada, una nariz angular y unos labios bien definidos y levemente rosados, todo el aire escapa de mis pulmones como si fuera
Eros Fuego, fuego es lo que escapa de esos ojos verdes cada vez que reparan sobre mí. De repente siento que solo con un abrir y cerrar de ojos podría derribar todos mis muros y consumirme en solo segundos. Y aunque sea terriblemente tentador descubrirlo, tengo que mantenerme lo más alejado posible de esa mujer. Un momento de debilidad puede ser la diferencia entre la vida y la muerte cuando uno se enfrenta a criminales peligrosos como el ruso. Salgo de mis pensamientos cuando escucho que alguien se acerca y antes de ver quien es ya lo sé, un fuerte aroma a jazmines me golpea antes de que aparezca ante mí la preciosa señorita Smith. *Pero…. Que… ¿Preciosa? Estás de mente Cook* pienso antes de poner mi cara indiferente nuevamente y no dejar notar mi confusión. -Señor Cook, le informo que vendrán un par de amigos esta noche y nos quedaremos despiertos hasta tarde. Y mi padre desea que le informe que se puede retirar a descansar ya que no volverá a salir hasta mañana.- di
Katherine El despertador suena y me cuesta horrores despegar los ojos para apagarlo, maldito el momento en que decidí tomar cerveza anoche y acostarme tan tarde. Ahora lo que menos tengo es ganas de salir a correr a las seis de la mañana. Pero no quiero que me pase lo de ayer por lo que dando un salto para no volver a dormirme me pongo mi conjunto de deporte blanco, pantalones de yoga ajustados a lo largo de mis piernas y trasero, top y una sudadera larga con capucha que me cubre hasta las caderas. Bajo a la cocina por un poco de agua para aliviar el dolor de cabeza y luego salgo al exterior, pero al no ver a Taylor, creo que nadie se dará cuenta si me ausento por una horita solo para correr un poco sola, el tema es como salir sin que el guardia me vea… Mientras hago un precalentamiento y evalúo mis opciones de escape, una profunda voz a mis espaldas me hace saltar del susto y un pequeño grito escapa de mis labios sin poder contenerlo. -¿Evaluando posibles intentos de
Al estacionar afuera de la empresa, mientras espero que freezer me dé su aprobación para bajar, el letrero de Smith Corporations Company me llena de orgullo, saber que papá ha trabajado tanto para levantar este imperio es algo que me da mucha felicidad y terror a la vez, porque soy consciente de que todo esto estará a cargo mío en poco tiempo. Solo ruego estar a la altura de las expectativas de mi padre y lograr que se sienta orgulloso de mí. Un golpe en el cristal me saca de mis pensamientos, y es freezer que me hace señas de que puedo descender ya. Sin perder tiempo salgo y me dirijo hacia la entrada donde me detienen por primera vez uno de los guardias. -Señorita, con su permiso necesito registrar su ingreso a la empresa. ¿Si es tan amable podría facilitarme tomar su huella digital?- guau… Así que se toma en serio su trabajo señor Cook. -Claro, no hay problema Señor…- -Emerson.- dice terminando la frase por mí. Apoyo mi pulgar en un aparato tecnológico que t
Eros Al retirarse la Srta. Smith de la oficina, respiro con un poco más de facilidad. Esa mujer me está robando el aliento cada vez que la tengo cerca, desde esta mañana que la vi con ropa de deporte tengo una incomodidad latente en mis pantalones que no puedo parar y que empeoró un poco cuando la vi salir de la casa vestida con ese jeans ajustado a sus largas piernas y tacones altos. Ni hablar de cuando casi se cae en el ascensor y al apretarla contra mi pecho su perfume casi me noquea literalmente, por un momento me sentí tentado de enterrar mi cabeza en su cuello y aspirar ese aroma tan delicioso que invadió mis fosas nasales y se quedó registrado en mi cerebro como el aroma más delicioso que sentí en mi vida. No sé porque tengo estos pensamientos con esta mujer, pero no creo conveniente estar cerca. Mientras más cerca la tengo más confunde mi mente y me hace bajar la guardia. ¿Qué es eso de acceder a sentarme con ella y reírme de sus ocurrencias? *Concéntrate maldita
Katherine -No exageres papá, que todavía estoy a años luz de igualarte. Ahora dime. ¿Por qué tanto interés de mamá para que lleguemos a la cena?- le pregunto ya que es de lo más raro que se preocupe por saber si cenamos o no. -Tu madre y hermana organizaron una cena para presentar al nuevo novio de Helena.- dice y por la mueca de su rostro sé que no le causa ninguna gracia. -¿Ya tiene un novio nuevo cuánto pasó desde el último, tres meses y ya presenta otro?- digo sorprendida. Mi hermanita es una verdadera cazadora de hombres, nunca la he visto enamorada de verdad. Pero funciona perfectamente con ella. En cambio yo soy un caso perdido me entrego en cuerpo y alma en cada relación y así termino siempre con el corazón roto. Por eso desde hace ya más de un año decidí cerrar la puerta a las relaciones y esconder mi corazón detrás de un muro para evitar seguir lastimándome con perdedores que no valen la pena. -Ni me lo recuerdes hija, por suerte tú eres un poco más cuer
Eros ¡Maldita sea! ¿Cómo demonios se le ocurre bajar vestida de esa manera? Ni en mis más sucios sueños podría haber imaginado que se vería tan jodidamente sensual vestida solo con una camisa mía, porque estoy seguro que esa camisa que lleva es una de las mías. Mi instinto posesivo me hace querer arrastrarla a la habitación más cercana y no dejar que nadie más la vea con tan poca ropa. Necesito concentrarme, tenerla en este momento pegada a mi cuerpo me resulta tremendamente difícil de controlar la erección que amenaza con evidenciar el terrible deseo que me provoca tenerla tan cerca. -Que bueno que se hayan reencontrado, pero esta noche es nuestra. ¿No es cierto cariño?- dice su hermana interrumpiendo para no perder protagonismo. Automáticamente centro toda mi atención en el tipo que está con la Srta. Helena. En mi primer escaneo al ingresar a la casa, ya hay algo que me resulta muy inquietante. Tiene un aire de superioridad y misterio que me hace pensar que