Capítulo 5

Katherine

    El despertador suena y me cuesta horrores despegar los ojos para apagarlo, maldito el momento en que decidí tomar cerveza anoche y acostarme tan tarde. Ahora lo que menos tengo es ganas de salir a correr a las seis de la mañana. Pero no quiero que me pase lo de ayer por lo que dando un salto para no volver a dormirme me pongo mi conjunto de deporte blanco, pantalones de yoga ajustados a lo largo de mis piernas y trasero, top y una sudadera larga con capucha que me cubre hasta las caderas.

    Bajo a la cocina por un poco de agua para aliviar el dolor de cabeza y luego salgo al exterior, pero al no ver a Taylor, creo que nadie se dará cuenta si me ausento por una horita solo para correr un poco sola, el tema es como salir sin que el guardia me vea…

    Mientras hago un precalentamiento y evalúo mis opciones de escape, una profunda voz a mis espaldas me hace saltar del susto y un pequeño grito escapa de mis labios sin poder contenerlo.

    -¿Evaluando posibles intentos de fuga Srta Smith?- dice el maldito freezer con su boca prácticamente pegada a mi oreja lo cual aparte del  susto hace que el vello de mi nuca se erice.

    -¡Por dios! ¿Quiere matarme de un susto señor Cook?- le digo con la voz un poco más aguda de lo normal.

    Y con una rápida evaluación de su cuerpo puedo ver que también piensa hacer ejercicio, lleva unas covers blancas, pantalón corto color gris que deja ver parte de sus fuertes piernas, sudadera blanca rasgadas a los lados dejando ver sus costillas y gorro negro que supongo debe ser para que no se le venga el pelo a la cara.

    “Por todos los santos congelados del mundo, este tipo no puede estar tan bueno con traje como con ropa deportiva… ¿Cuánto ejercicio diario hay que hacer para tener un cuerpo como ese?” 

¡Deja de babear como una m*****a depredadora Katherine, que este era nuestro enemigo! me reprende mi conciencia...

    -De un susto no…- lo siento que murmura con la voz un poco ronca.

    -¿Perdón?- le pregunto sin poder creer si realmente escuche bien o no.

    -Le hice una pregunta, ¿A dónde está pensando ir tan temprano y sin su custodio?- dice cambiando de tema, y mejor lo dejo ahí porque todavía estoy furiosa por lo que hizo ayer con Nick.

    -Voy a salir a correr, pero veo que mi guardaespaldas es bastante perezoso para madrugar.- le digo cruzando los brazos por mi pecho.

    -Si anoche no lo hubiera tenido rondando la casa hasta altas horas de la madrugada con sus amistades, y le hubiera avisado que saldría temprano le aseguro que estaría aquí en este momento.- me dice un poco ofendido por haber atacado a su compañero.

    -Tampoco creo que sea necesario que se quede cuidándome como si fuera una niñera mientras ando por mi casa, ¿O en cualquier momento tengo que permitirle que también me arrope en mi cama antes de dormir? Y otra cosa, mis amigos no son ningunos criminales para que los trate de la manera que lo hizo anoche. Estoy de acuerdo con que le llame la atención por tratar mal a García, pero de ahí a tratarlo como un delincuente y registrarlo creo que se pasó un poco de la raya y no se lo voy a permitir.- le digo sintiendo mis mejillas rojas por la furia, este tipo realmente se paso con Nick y anoche hubiera sido capaz de estrangularlo con mis manos si Lis no lo hubiera defendido un poco alegando que era el tipo más sexy del planeta con su actitud de malo y todo, tengo que reconocer que está como quiere el maldito y que es un poco tentador. Tampoco ayuda que en dos zancadas esté tan cerca mío que tengo que levantar la cabeza para mirarlo a los ojos.

    -¿O qué...?- dice volviendo al papel de freezer con el ceño fruncido y esos malditos ojos claros contrastan tanto con sus pestañas negras que el rojo de mi enfado se mezcla con otra sensación que no me atrevo a describir qué es porque creo que me prendería fuego.

    -O le prometo que me las va a pagar señor Cook.- le digo levantando el mentón para sostenerle la mirada desafiante con la que él me mira.

    -Eso sería más que interesante de ver…- dice mientras recorre mi cuerpo con sus ojos y vuelve a los míos levantando levemente una de las comisuras de sus perfectos labios… “Maldito sea”

    Frustrada por lo que esa intensa mirada provoca en todo mi cuerpo, solo soy capaz de emitir un gruñido y girar en dirección a la salida empezando con mi trote diario.

    Al pasar por la cabina de García, lo escuche decirle que él saldrá conmigo, que le avise a Taylor si se despierta antes de que regresemos y en una rápida carrera ya me alcanza, sigue mi ritmo sin emitir sonido pero por el rabillo del ojo pude ver que lo divierte la situación. Al maldito le gusta hacerme enfadar.

      Luego de los primeros tres kilómetros mi resaca me pasa factura y  comienzo a disminuir un poco la velocidad, pero el muy cretino parece estar paseando mientras yo intento seguirle el ritmo y cuando llegamos al Westfield Park me derrumbo en la primera parcela de césped que  veo para recuperar un poco el aliento.

    -Vamos Srta. Smith, creí que tenía un poco más de resistencia que esto.- se mofa el maldito.

    -Claro que tengo más resistencia Señor Cook, pero la resaca me está pasando una verdadera factura.- le respondo ofendida.

    -Vale… ya lo creo.- dice y comienza a trotar nuevamente.

    -¿Cuál es tu maldito problema conmigo, me puedes decir?- le grité mientras volvía a la carrera y lo alcanzaba.

    Obvio que no me responde “Qué se puede esperar de freezer”

    -¿Dijo algo señorita?- me pregunta, pero no le respondo y sigo con mi carrera.

    Dos kilómetros más alrededor del parque y emprendo la vuelta, ya ni me importa si me sigue o no. Solo quiero mantenerme lo más alejada posible de este tipo.

    Llegando a la entrada de casa veo que sale el auto de papá conducido por Taylor

    -Papá… ¿A dónde vas con mi Taylor?- le pregunto sin más al acercarme al auto que se detuvo para esperarnos.

    -¿Su Taylor?- cuestiona freezer a mi espalda y su tono fue un poco más duro de lo normal, bueno… veo que al señor no le gusta compartir.

    Por mi parte lo ignoro completamente y espero que mi padre me conteste.

    -Me llamaron urgente de la oficina princesa, ¿Crees que podrás  prestarme a Tu Taylor un rato?- se mofa mi padre.

    -Señor, si me permite cinco minutos, puedo llevarlo yo mismo, solo deje que me cambie y…- mi padre lo interrumpe.

    -No Eros, prepárate tranquilo y espera a Kathy para llevarla a la oficina.- dice mi padre y dirige su atención hacia mí. -¿Sigue en pie tu  oferta de ayuda con la empresa cielo?- me pregunta.

    -Por supuesto papá, encantada de servirte para algo más que gastar tu dinero.- le digo medio en broma medio en serio.

    -Hija, no empieces otra vez con eso. Cuántas veces debo decirte que no tienes de qué avergonzarte por tener la vida que con mucho trabajo puedo darme el lujo de darte.- me regaña.

    -¿Y yo cuántas veces decirte que no necesito nada de todo esto para ser  feliz?- le respondo inclinando mi cabeza mirando mis pies.

    -Luego seguiremos con esto, ahora debo dejarte porque llego tarde. En una hora te necesito en la empresa.- dice y se marcha dejándome un poco mal humorada. 

    Luego de salir de una ducha rápida y entrar en mi vestidor, me decido por unos jeans ajustados, una remera de tirantes también ajustada color blanca, un blazer azul marino y zapatos del mismo tono. Seco mi cabello dejando sus ondas naturales y me maquillo suavemente. Tomo mis gafas de sol, cartera blanca y me dirijo a la salida. Pero antes de llegar a la puerta nana me detiene.

    -¿Mi niña a donde crees que vas sin desayunar primero?- pregunta cruzando sus brazos por encima de su pecho.

    -Lo siento nana pero tengo que ir a la oficina por pedido de papá, si me detengo a desayunar no llegaré a tiempo.- le digo, pero ella no da el brazo a torcer.

    -Es por eso que te preparé un delicioso té frutal para llevar, junto a una de esas barritas energéticas que tanto te gustan.- me dice tendiéndome mi desayuno ya listo para consumirlo de camino a la empresa.

    -Eres la mejor. ¿Lo sabías?- le digo dejando un sonoro beso en su mejilla regordeta.

    -Claro que lo sé, ah… y ya que estás, llévale un café al Señor Eros, que supongo tampoco debe haber desayunado.- me dice tendiéndome otro recipiente térmico para freezer.

    Al notar que me resisto a tomarlo, me reprende con la mirada y solo puedo suspirar en protesta y aceptarlo.

    Salgo de casa y ya me está esperando al pie de las escaleras, parado apoyando su peso en la parte delantera de la camioneta blindada con un perfecto traje negro que se ajusta en todas las partes correctas. Empiezo a creer que le deben hacer los trajes a medida a este hombre porque tiene una espalda extremadamente ancha y una cintura estrecha, si a eso le sumas el cabello perfectamente peinado hacia atrás y lentes tipo aviador negros, te aseguro que es una combinación muy peligrosa para esta hora de la mañana. Si no fuera porque es un maldito cubo de hielo y por que disfruta de hacerme enfadar, creo que estaría en problemas.

    Al llegar a él, me abre la puerta trasera del acompañante como si fuera la misma reina de Inglaterra.

    -Esto es para usted, y le agradecería que no me esté abriendo y cerrando la puerta cada vez que me lleva a algún lugar. No soy la reina Isabel para que se tome tantas molestias.- le digo entregando su café y subiendo a la camioneta sin esperar una respuesta de su parte.

    Cuando rodea el vehículo y sube me sorprende dirigiéndome la palabra después de nuestro intercambio en el parque.

    -Gracias por el café Señorita Smith, y permítame aclararle que aunque no sea la reina, es por seguridad que tengo que abrirle la puerta. Al bajar de la sub me da tiempo de examinar los alrededores por posibles amenazas antes de que usted descienda del vehículo. Si lo desea, puedo no abrirle la puerta pero de igual manera deberá esperar mi aprobación para descender.- dice en un tono más serio de lo que debería. Como si estuviera haciendo un esfuerzo por contenerse de decir algo de más.

    -Está bien, puedo lidiar mejor con eso. Y agradezca su café a nana, ella se lo preparo.- le digo mientras nuestros ojos se encuentran en el retrovisor.

    -¿Nana?- pregunta intrigado mirándome con diversión en sus ojos y levantando una ceja. 

    “Dios, no puedo creer que la llamé así delante de él.”

    -Lo siento, Grace el ama de llaves, es mi niñera desde que nací y por eso la llamo de esa forma.- le digo mientras siento mis mejillas sonrojarse de vergüenza.

    -Es muy dulce.- escucho que susurra.

    -¿Cómo dice?- pregunté.

    -El gesto de Grace.- aclara -Le agradeceré luego. ¿Está lista para partir?- pregunta poniendo en marcha la camioneta.

    -Si por favor.- le digo pero hay algo en su mirada que me inquieta un poco, es como si estuviera estudiando o analizando en algún sentido lo que dije.

Leia este capítulo gratuitamente no aplicativo >

Capítulos relacionados

Último capítulo