Katherine -No exageres papá, que todavía estoy a años luz de igualarte. Ahora dime. ¿Por qué tanto interés de mamá para que lleguemos a la cena?- le pregunto ya que es de lo más raro que se preocupe por saber si cenamos o no. -Tu madre y hermana organizaron una cena para presentar al nuevo novio de Helena.- dice y por la mueca de su rostro sé que no le causa ninguna gracia. -¿Ya tiene un novio nuevo cuánto pasó desde el último, tres meses y ya presenta otro?- digo sorprendida. Mi hermanita es una verdadera cazadora de hombres, nunca la he visto enamorada de verdad. Pero funciona perfectamente con ella. En cambio yo soy un caso perdido me entrego en cuerpo y alma en cada relación y así termino siempre con el corazón roto. Por eso desde hace ya más de un año decidí cerrar la puerta a las relaciones y esconder mi corazón detrás de un muro para evitar seguir lastimándome con perdedores que no valen la pena. -Ni me lo recuerdes hija, por suerte tú eres un poco más cuer
Eros ¡Maldita sea! ¿Cómo demonios se le ocurre bajar vestida de esa manera? Ni en mis más sucios sueños podría haber imaginado que se vería tan jodidamente sensual vestida solo con una camisa mía, porque estoy seguro que esa camisa que lleva es una de las mías. Mi instinto posesivo me hace querer arrastrarla a la habitación más cercana y no dejar que nadie más la vea con tan poca ropa. Necesito concentrarme, tenerla en este momento pegada a mi cuerpo me resulta tremendamente difícil de controlar la erección que amenaza con evidenciar el terrible deseo que me provoca tenerla tan cerca. -Que bueno que se hayan reencontrado, pero esta noche es nuestra. ¿No es cierto cariño?- dice su hermana interrumpiendo para no perder protagonismo. Automáticamente centro toda mi atención en el tipo que está con la Srta. Helena. En mi primer escaneo al ingresar a la casa, ya hay algo que me resulta muy inquietante. Tiene un aire de superioridad y misterio que me hace pensar que
Katherine -¡Cabrón!- es todo lo que soy capaz de articular después de lo que acaba de pasar, no alcance a terminar de procesar si lo que me decía era un halago o algo más profundo cuando se echó atrás y retiró lo dicho. Este tipo me confunde cada vez más y no entiendo sus constantes cambios de humor, en un momento parece mirarme con un poco de deseo o coquetear conmigo y al siguiente se recubre de su capa de hielo y se comporta como un auténtico cretino. Cada vez entiendo menos al género masculino, después se jactan de que las complicadas e histéricas somos las mujeres, pero ellos te aseguro que no se quedan nada atrás. “Entre las malas experiencias que he tenido hasta el momento y los pocos hombres que conozco (excepto Nick que es un dulce conmigo), me atrevería a decir que la raza masculina está completamente perdida… Creo que tendría que plantearme seriamente en volverme gay, es más, podría proponerle a Lis que seamos pareja. Ella ha tenido el doble de decepciones
Eros -¿Qué te pidió, qué?- le pregunté estupefacto. -La Srta. Smith me pidió clases de defensa personal.- vuelve a repetir y no me lo puedo creer, ¿Qué pretende ahora esta mujer? -¿Y eso por qué, te dio alguna explicación?- -No, sólo la noté muy nerviosa como si le costara pedirme tal cosa. Tuve que presionar para saber qué quería decirme y luego de que le dijera que eras tú quien debía aprobarlo parecía decepcionada y un poco asustada también.- dice mientras miro en su dirección donde permanece almorzando con su padre y me encuentro con sus preciosos ojos verdes que no están del precioso color esmeralda que suelo ver en ellos, parecen estar apagados y un poco enturbiados. Es cierto, tiene miedo, lo noto incluso a metros de distancia. -Si, claramente algo la inquieta. Habla con ella y dile que te explique la razón de querer recibir esas lecciones, si su respuesta te convence accedes. De lo contrario me avisas y hablaré con ella.- le digo y de verdad espero que lo
Katherine Me queda mirando unos segundos intentando saber si hay algo más en mis palabras, pero no dice nada. Se aleja un par de pasos y se lo agradezco, me estaba empezando a faltar el aire por tenerlo tan cerca, ese perfume que usa es tan masculino y delicioso que debería ser ilegal, y aunque en este momento no quiero ni pensar que me pasó por la cabeza cuando le pedí que me abrace, mucho menos en cómo reaccionó mi cuerpo al contacto con el suyo, pero es imposible ignorarlo porque tengo su perfume impregnado en mi rostro que por alguna extraña razón anhela volver a sentir el calor de su pecho. -Está bien Srta. Smith, tendrá sus clases con Taylor. Puede coordinar con él, pero solo será dentro del gimnasio de su casa.- dice mientras se dirige hacia la puerta y la abre para esperar que salga. -Gracias Sr. Cook.- Es todo lo que digo antes de brincar del lavado y dirigirme hacia la sala de diseño a continuar con mi trabajo. -Por cierto, le agradecería que no le comente na
Eros No puedo esperar a que el día laboral del Sr Smith termine, he estado de un humor tan malo desde que hablé con Katherine que no me puedo controlar ni yo mismo. Es más que obvio que Smith lo notó ni bien me vio llegar a su oficina más aún si tiene algo que ver con su hija, por lo que le tuve que inventar una historia de que a su hija la preocupaba no saber cómo defenderse correctamente si alguien la ataca cuando nosotros no estuviéramos cerca y por eso accedí a que reciba clases de defensa personal. Por otro lado creo que sabe bien que algo más hay detrás de mi mal humor, pero se debe imaginar que si tuviera algo importante que decirle ya lo hubiera hecho. Por lo que agradezco que no pregunte. -Bueno Eros... Creo que es todo por hoy.- (gracias a dios) pienso. -Vamos a casa, tengo el presentimiento de que seré más útil si me mantengo allí por el resto del día. ¿No crees?- me dice con una mirada un poco cómplice. -Realmente lo creo Señor, en ocasiones uno resuelve
Katherine Nunca antes había experimentado una sensación como la que me provocó escuchar la risa de Eros resonando en el interior del coche, fué como un sentimiento de calor extendiéndose por mi pecho, tiene una risa tan varonil y cálida al mismo tiempo, que te hace sonreír de solo escucharla. No sé porque no ríe con más frecuencia, aunque mirándolo bien, con ese estilo que lleva, esos preciosos ojos celestes como el océano y esa risa... Dios, este hombre debe enamorar a cualquier mujer que se cruza en su camino. “Ahora entiendo porque no sonríe a menudo” Pienso mientras entramos en el bar de Charly donde solemos venir con mis amigos a cenar pizza y cerveza. -¿Perdón?- dice tomándome por sorpresa, maldita sea, no me digas que lo dije en voz alta… -¿Qué?- me hago la desentendida. -¿Qué dijiste?- vuelve a insistir. -¿Yo? nada…- miento. -Ya te dije que eres malísima para mentir, y para ahorrarte la excusa, escuche perfectamente lo que dijiste. Solo quiero escuc
Eros -¡Maldita sea!- murmuré sin poder evitarlo antes de llevarla por el maldito helado. Esto aún no ha comenzado y ya me está costando contenerme. Si permito que me manipule fácilmente de esa manera estaremos todos en peligro, porque luego de dar saltitos de alegría como una niña me agradece dándome un tierno beso en la mejilla que provoca que me ponga duro en un segundo y quiera comérmela entera aquí mismo por ser tan dulce y sensual al mismo tiempo. ¿Es que acaso esta mujer no se da cuenta de las reacciones que provoca en los hombres con esa actitud? Si le sumas un cuerpo de mil demonios y esos hermosos ojos esmeraldas, es la mujer más excitante que vi en mi vida. -No vuelva a hacer eso señorita Smith.- le gruñí, mi voz salió más dura de lo que pretendía. Automáticamente noto la vergüenza en sus mejillas, sé que se siente avergonzada por la forma en que se lo dije y me siento como un completo idiota al instante. Actuando como un cretino lo único que conseguir