—Pero no soy alguien de alta sociedad, solo soy una persona común y corriente. Tener una nana es demasiado lujoso para mí.
Sentía que no merecía tener una nana.
Teresa, intentando confortarla, respondió: —No debes pensar así de ti misma. Eres una mujer fuerte y admirable. Hay chicas de tu edad que a