Esta es nuestra última noche aquí, la última noche antes de volver a la realidad o, en nuestro caso, a la psudo realidad, porque lo que otros piensan que es auténtico, real, no es más que una farsa. Un acuerdo, un matrimonio por contrato. Pero si alguien lo supiese -además de nosotros, obviamente- si alguien me preguntara qué se siente estar casada "de mentira", le diría que en realidad se siente muy real. Lo que hay entre Patrick y yo ahora mismo se siente tan real que me aterra. Especialmente porque nunca me había sentido así. Con nadie, ni siquiera con él en el pasado.

Nunca he tenido una relación seria en mi vida. En el instituto tuve un par de novios, nada serio, simplemente quería tener a alguien con quién caminar tomada de la mano y pasear por los pasillos los días de San Valentín. Tampoco quería algo tan formal porque estaba convenci