(marzo 24, 2018, Cd. de México)
(Alejandro)
Ella voltea a verme y veo que sus hermosos ojos han cambiado, son lechosos, como si estuviera viendo una esfera con humo.
Ella me sonríe y comienza a calmar la tormenta, hasta volver hacer brillar el sol de la tarde sobre nosotros. Cuando todo esta calmado ella me ve y veo que está agotada.
-¿cómo te sientes? – le pregunto
-bien, algo cansada y hambrienta pero bien. – me dice
-bueno es tarde, debiste comer hace ya unas horas, así que terminemos los entrenamientos por hoy y vayamos a comer no quiero que te enfermes. – le digo y tomándola de la mano la conduzco