Rosa…
Eran más de las doce cuando por fin terminé con todos los archivos. Tuve que volver a revisarlos para asegurarme de que todo estaba correcto. No quería pasar otra noche hasta tarde en la oficina. Cerré el portátil y recogí todos los expedientes antes de dirigirme al despacho del señor Black.
“Sr. Black”, llamé al entrar en su despacho. Me miró y asintió.
¿Cómo es que no parece cansado?
“Terminé con todos los expedientes”. Le entregué los expedientes y los revisó al instante.
¿Por qué no puede decirme que me vaya a casa? Estaba cansada y sentía que me ardían los ojos. Lo único que quería era acostarme y dormir, por no mencionar que tenía hambre. La última vez que comí fue hace mucho tiempo. Esperé a que el Sr. Black terminara y deseé que acabara de una vez.
Luchaba por mantener los ojos abiertos mientras miraba al señor Black. ‘Por favor, di que puedo irme’.
“Puedes irte a casa”, dijo sin mirarme.
¡Por fin!
Volví a mi despacho y me senté en mi silla. Los pies me estaban m