—¿Principessa...? —susurró apenas, reconociéndola de inmediato por el tatuaje detrás de su oreja, apenas visible entre su cabello negro ensangrentado que le cubría el rostro.
—¡Rápido, una camilla! —exclamó el equipo de enfermería, saliendo velozmente con una camilla para trasladar el cuerpo magulla