Ley de Murphy

Tardo exactamente 30 minutos en llegar a donde Manuel y en el lugar él me recibe en la puerta tan animado como siempre.

― ¡Por fin tío! Te haz atrevido a dejar esa cueva de la depresión y venir a probar un poco de la vida nocturna.

Me abraza y con su mano sobre mi hombro entramos a este club lleno de luces entre azules y blancas y con cientos de personas bailando al ritmo de la música latín house que están tocando a todo volumen. Atravesamos la pista para llegar a la zona VIP que está un poco más tranquila y nos sentamos. Un par de chicas nos ven desde el otro lado de nuestro lugar y nos saludan, ya no confío, seguro están saludando al mesero que nos está sirviendo las bebidas.

― ¿Y cómo está el señor Montenegro? ¿Aún te ahogas en chocolate y galletas?― bromea.

― Me da gusto verte también Manuel ― le digo de inmediato ― Estoy bien, creo que cada día más me alejo de la depresión postBea.

― Ahora sí que te pegó ¿eh? Nunca te había visto tan mal por una chica, aunque debo admitir que fue divertido verte como adolescente deprimida cuando el novio la engaña con la mejor amiga ― y comienza a reírse.

― Ja,ja,ja ¡Qué chistoso! ― digo sarcástico ― Tú te burlas de mí porque ya encontraste a alguien que es increíblemente genial, pero recuerdas que yo también te vi igual.

― Vale, vale, es una pequeña broma Javier, mejor dime a qué viniste, porque tú, en miércoles en un club a esta ahora ¡Imposible! ―.

Tomo un poco de la bebida que me acaban de servir y luego lo veo a los ojos ― Llamé al número que me diste ― digo directo.

―Yeah! ― dice emocionado ― y ¿Por qué te ves tan deprimido? ¿no te gustó?

― Claro que me gusto ― digo como si fuera obvio ― Me gustó y mucho. Me gustó tanto que hoy en la noche volví a llamar.

― ¿Hoy? ¿Vendrá aquí? ― y voltea a ver a los lados.

― No tío, la rechacé ― confieso.

―¡Qué! ¿Cómo que la rechazaste?¿Qué pasó? ― pregunta.

― No era la misma chica de la otra noche y pues en verdad no quería a nadie más ¿Porqué no me dijiste que no te enviaban a la misma chica? ― y tomo un sorbo más de la bebida.

― No, no, no, no ― dice serio ―  Porque esto está hecho para que te diviertas Montenegro, no para que te enamores. Esto Javier no es una relación no terminará en un noviazgo y ellas lo saben, por eso no recibes una chica nueva cada vez que llamas. No se repiten, créeme que yo sé de eso.

― ¿Entonces nunca más volveré a ver a Candela? ― pregunto.

― No, o no sé, puede que te toque de nuevo o puede que no, no estoy seguro. Además te puedo asegurar que Candela no se llama así, seguro inventó el nombre en el momento. No confíes de todo en ellas, literal están ahí para cumplir tus deseos más profundos, no para que les propongas matrimonio.

― Bueno, bueno, ya, no me regañes, suficiente tuve con lo que hice hoy al rechazar a la chica, ahora ya entendí que si vuelvo a llamar me toca otra y ya ― digo sin ganas.

― ¡Wow! Sí que el drama te ha ganado ¿qué pasó con el Javier divertido? El que ya se hubiera acercado a esas dos chicas que nos están viendo allá y hablado con ellas, parece que entre Bea y Candela lo han desaparecido.

Me tomo un trago más de la bebida y me levanto, no necesito más regaños por hoy ― ¡Ey! ¿A dónde vas? ― me dice Manuel tomando mi brazo con su mano ― Apenas va empezando esto.

― Lo siento, pero estoy cansado y mañana debo volver al gimnasio temprano y luego debo hacer otras cosas.

― Nah, Javier, no seas dramático, tómate otra bebida conmigo y te vas.

― No, de verdad estoy bien ― insisto.

―Ok, pero ¿si vienes a Ibiza el finde? Irán todos y nos la pasaremos bien ―.

―No lo sé, te confirmo luego ¿vale? ― tratando de evadir la propuesta.

― Vale, pero sabes lo insistente que puedo hacer y que no quitaré el dedo del renglón hasta que estemos en Ibiza disfrutando de la salvada que te acabas de dar cuando Bea te dejó.

Sé que para él es gracioso decir eso, pero para mí es en verdad terrible, que te estén recordando a cada momento que te desecharon como basura por otro que ni gracia tiene es lo peor.

― Lo pensaré, ahora me voy a dormir ― concluyo.

― Cada día suenas más como mi  abuelo, a partir de hoy serás Abuelo Montenegro ― y sé que después terminó con una risa pero el ruido de la música no me permitió escucharla en absoluto.

¡Vaya! Ahora todo lo que me gusta no se puede volver a repetir. En fin, ahora sí estoy seguro que todo esto no puede empeorar, creo que por este momento ya he obtenido lo que me merezco y que mañana o tal vez dentro de unos días me estaré riendo de lo sucedido y después ni me acordaré. Sin embargo, se me olvidó por completo que hay una ley de Murphy que dice que si algo puede salir mal, saldrá mal y lo comprobé al siguiente día cuando al abrir la puerta de mi piso para ir al gimnasio la figura de Bea apareció ante mis ojos.

― ¡Amor! ― grita y se lanza a mí rodeándome con sus brazos ― Te extraño tanto ¿por qué no contestas mis llamadas y mensajes? ―.

Bea me da un beso en los labios y yo la alejo ― ¿estás loca? ― respondo de inmediato ― ¿qué haces aquí? Tú y y yo ya no estamos juntos.

― No, no, no digas eso mi amor, sabes que yo te amo y sólo vengo a pedirte perdón por todo ― y trata de besarme de nuevo.

Meto las manos y no lo permito, me alejo de ella un poco más hasta que nuestros cuerpos quedan a una distancia lo suficientemente lejos para que ella no puede volver a repetir lo que hizo ― Bea, en serio ¿qué haces aquí? ― le digo.

― Ya te lo dije, vengo a pedirte perdón poro todo lo que te hice, por como me comporté, venga Javier, Javi, sé que tú me amas y yo te amo, si luchamos por esto podemos volver a empezar.

― Basta Bea, en verdad basta. Llamas a mis padres para pedirles dinero para cancelar lo de la boda, me engañas con otro, rompes mi vajilla, algunas de mis cosas, arruinas mis sábanas favoritas, te burlas de mi como si fuera un tonto y luego vienes "arrepentida" a decirme perdón, debes estar loca.

― Sí, pero por tí amor, quiero estar contigo, quiero demostrarte que te amo tanto como tú me amas a mí ―.

Entonces, cuando yo pensé que podía ser dramático, ella se tira de rodillas al piso y comienza a llorar ― ¡Qué pasó con las promesas que nos hicimos! Con todo los planes que teníamos ¿Sólo por un error dejarás que todo esto se vaya? ―.

― Bea, no seas ridícula por favor ¡Ponte de pie! ― le pido.

―No, hasta que no me escuches ― dice firme ― ¿recuerdas cuándo éramos los mejores amantes? ¿Las veces infinitas que soñamos juntos con un futuro? ¿recuerdas?

Me acerco a ella y la tomo de los brazos y la levanto ― Por favor Bea, no seas ridícula ― le digo ― Todo eso ahora sólo se convirtieron en mentiras, lo nuestro en sí ya es una mentira ¿qué es lo que tanto deseas salvar? ―.

― Lo nuestro ― dice en un murmuro ― Yo sé que aún me amas y esto se puede salvar ¡Te lo pido! Déjame demostrarte  lo mucho que te amo.

De pronto volver a ver a Bea me remueve todo: recuerdos, sentimientos, sensaciones y palabras. Nos hicimos diez mil promesas entre los dos y una de tantas era que siempre seríamos fieles uno al otro, pero también que nos perdonaríamos y nos daríamos una oportunidad en caso de cometer un error, pero confieso que ahora para mí eso no es viable y no pienso volver a hacerlo.

― Bea, no puedo darte una respuesta en este momento, lo que me hiciste de verdad me hirió mucho y no creo en verdad que hoy sea el momento indicado para hablarlo. Aún no me siento bien para discutirlo.

― Pero, Javier ― me dice en un murmuro.

― No Bea y te voy a pedir que me des espacio, necesito pensar y volver a ser yo mismo antes de volver a envolverme en esto que empezamos años atrás o tal vez, ver otras personas, tal y como tú lo hiciste ¿recuerdas? ―.

Sí, tal vez es muy cruel de mi parte echarle en cara su engaño, pero en este momento sólo estoy haciendo lo que mi corazón me indica ― No me vuelvas a buscar por un tiempo Bea, te lo pido―.

Bea se aleja de mi enojada y explota, la segunda vez que la veo haciendo eso y me eriza la piel ― ¡Claro! Estoy seguro que ya viste a otras ¿no? ¡Sabía! ¡Lo sabía! Yo te di el pretexto perfecto para que te divirtieras a tu antojo, por eso me echas en cara lo que te hice, para justificar lo que seguro tú también estabas haciendo.

―¿De qué estás hablando? ― digo enojado.

―Claro, es más fácil hacer sentir a Bea culpable y ser tú la víctima ― y comienza a llorar de nuevo.

―¡Ay por favor! Lo único que ahora está pasando es que estoy descubriendo el tipo de persona con la que me iba a casar y juro que estoy feliz por no haberlo hecho, en verdad no puedes jugar la dramática conmigo―.

A pesar de lo enojado que estoy la tomo delicadamente del brazo y camino con ella hacia la puerta del piso, y después la saco de ahí, ella me ve sorprendida ― Te lo digo ahora y no lo vuelvo a repetir, si quieres regresar voy a cerrar esta puerta, es más ni siquiera la voy a abrir, porque ya no quiero que regreses con diez mil promesas más que no vas a cumplir y mucho menos a hacerte la dramática de nuevo. Tú y yo hemos terminado ¿entiendes?  ― y entonces con todo el coraje del mundo le cierro la puerta en la cara.

― ¡Te vas a arrepentir Montenegro! ― me grita detrás de la puerta

― ¡Claro que no!― grito y pateo la bolsa del gimnasio que yace en el piso. Camino como desesperado por todo el piso, tratando de tranquilizarme después de lo que pasó.

― ¡Necesito salir de aquí! ― digo en voz alta y me siento en el sofá de la sala ―Necesito alejarme de este piso y este ambiente tóxico y lleno de mentiras y engaños en el que estoy metido. No seré Javier engañado ni el Abuelo Montenegro, seré de nuevo Javier Montenegro el que disfruta, vive y sale a divertirse con sus amigos.

Tomo mi móvil de nuevo y le marco a Manuel de inmediato, al escuchar su voz tomo un respiro y hablo ― Manuel ¿todavía están en pie lo de Ibiza? Porque pienso irme a divertirme hasta que todas las Beas del mundo salgan de mi mente.

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