¿Un guardaespaldas?

Después de aquel terrible susto, John decide que debe contratar a un guardaespaldas para su hija. Aunque Madison no está del todo de acuerdo, no puede olvidar aquel momento tan escalofriante; por unos instantes recuerda que pudo haber sido asesinada o quizás ultrajada por aquel delincuente que cuando la miraba quería devorarla. Pero por otro lado, piensa en que teniendo a un guarura cuidando de ella, no podrá divertirse como suele hacerlo con sus amistades.

—Tú escoges Madie, o el guardaespaldas o te saco del país para que vayas a Londres donde está tu madre.

—No, papá. Yo no quiero irme de aquí. Aquí están mis amigos y estás tú. Bien sabes que con mamá no se puede vivir. “cruza lis brazos haciendo pucheros.

—No digas eso de tu madre, aunque Janeth suele ser poco demostrativa, tu madre te quiere.

—Por favor, llevó más de seis meses sin verla y dos semanas sin recibir un mensaje o una llamada suya.

—Entonces, no se hable más, te pondré un guardaespaldas. —le sonríe. Y la toma de ambas manos.— Te amo mi niña, me moriría si algo te pasara.

—Está bien papá —lo abraza— todo sea por no irme de tu lado.

—Siempre logras lo que quieres Madie, siempre.

—¡Soy tu hija! —responde sonriendo.

—Ve a descansar. Mañana temprano, veré donde contratar a un buen guardaespaldas.

Madison sube hasta su habitación, mientras John llama a Anette, su Chief Marketing Officer (CMO), pero que también es su amante.

—Necesito un guardaespaldas para Madie, ¿me ayudas con eso, mi reina?

—Por supuesto mi amor. Todo lo que necesites de mí, lo tendrás, todo —enfatiza con voz seductora aquella frase.

Flash Back***

Dieciocho años atrás

—¿Te quieres casar conmigo, Janet? —le muestra el delicado anillo a su novia.

—¿Es en serio, John? Me pides que me case contigo con un anillo de fantasía fina. —lo mira con desprecio.

—Janet es simbólico, lo importante es que lo compré con mis ahorros de la universidad para pedirte que te cases conmigo —se pone de rodillas y le repite nuevamente —¿Te casarías conmigo?

Ella respira profundamente y lo mira de rodillas, frunce la boca y termina respindiendo:

—Sí, será. A fin de cuentas ya llevamos dos años juntos.

—Te prometo que te haré la mujer más feliz del mundo y que pienso trabajar día y noche para que vivas como la reina que eres.

—¿Me lo prometes?

—Por supuesto mi amor, apenas me gradué voy a buscar un buen empleo, solo que sabes que si no tienes el papelito, no te dan un buen empleo.

—Vámonos a New York, estoy cansada de vivir en este condado.

—Sí mi reina, faltan solo meses para recibir mi licenciatura, solo te pido un poco de paciencia.

—Es justamente lo que no poseo, John. Si dentro de tres meses no me sacas de aquí, puedes irte olvidando de nuestra boda. No pienso casarme con un hombre sin aspiraciones, ni que me asegure un buen futuro.

—Como digas mi amor, haré lo que tú digas.

Aquella promesa de amor que John le hizo a Janet, ahora se convierte en un reto para él. Antes de graduarse consigue empleo como asistente de un CEO prestigioso en el mundo inmobiliario. Su paso por esa empresa le permitirá aprender más sobre bussines y tener experiencia como director empresarial.

John es un joven siempre dispuesto a trabajar, con su sencillez y su carácter afable, logra escalar fácilmente en la empresa en menos de dos meses. Recibe su título como licenciado en Administración empresarial y ahora solo falta cumplir con la promesa a Janet.

Si existe la suerte, John logra tenerla de su lado, justamente el dueño de la empresa Michael Bullock, piensa abrir una sucursal en New York y le ofrece el cargo de CEO. John está que no lo cree, su atención había estado tan fija en ello, que logró atraer las oportunidades.

—Mi amor, nos vamos a New York —abraza a Janet quien aún no cree que sea verdad.

Cuando subieron al avión rumbo a New York, Janet siente que debe casarse con él, más que por amor, por conveniencia. John le había demostrado que era capaz de hacer lo que fuese por casarse con ella.

Se casaron y un año después, Janet quedó embarazada, los primeros dos años se encargó de cumplir con su rol de esposa y de madre; pero pronto se sintió aburrida y frustrada al ver como John lograba crecer como CEO, buscó empleo en una productora de eventos.

—Quiero trabajar, John. Me fastidia estar todo el día en casa, arreglando y atendiendo a Madie.

—Pero mi amor, yo te doy todo lo que necesitas.

—Todo, menos tiempo. Te veo poco, no hacemos el amor y cuando llegas, solo te acuestas a roncar.

—Janet, me pediste que trabajara, que progresara y te tuviera como una reina, y es lo que he hecho.

—Contrata a alguna empleada, que se encargue de la casa y de la niña. El lunes comienzo en Evenpro.

—¿Qué? ¿Cómo que vas a trabajar?

—Sí, como lo oyes, no quiero quedarme el resto de mi vida como ama de casa.

—Si quieres que ponga a alguien para que se encargue de la casa, lo contrato y ya, pero mi reina, no tienes que trabajar.

—No, John, no me vas a convencer, quiero y voy a trabajar —dijo con firmeza y fue a la otra habitación donde Madie lloraba a causa de los gritos de sus padres.

John no tuvo más opciones que complacer a su mujer. Contrató a una niñera para Madie y a una sirvienta. Aquello fue el principio del colapso de su historia de amor. Si bien no se veían porque él trabajaba mucho, ahora menos que Janet asistía durante la noche a eventos privados como organizadora.

—Te espero en el auto, Mick. —le susurra en el oido a su jefe.

Minutos después el hombre de cuarenta años, apuesto y muy seductor sube al auto donde ella lo espera.

—Whoa! You’ are very beauty (Wow, tú eres muy hermosa) —le dice mientras ella sonríe y cubre sus senos con sus manos y su vientre con la carpeta de contratos.

—Soy toda tuya, mi jefe.

Mick reclina el asiento de la exuberante mujer, y comienza a besarla, a saborear sus senos y a acariciar con sus manos sus entrepierna. Ella gime y enarca su espalda cada vez que el frota su almeja con las manos.

—Eres el mejor en todo, Mick.

—Y tú eres la mujer más perfecta que yo nunca creí encontrar, inteligente y ardiente.

Mick desabotona su pantalón, baja la cremallera, se sube sobre ella y la posee, disfruta de aquella travesura en su auto, el morbo de ser sorprendido los excita aún más.

Luego ella regresa a su casa y John, cansado de la jornada durante todo el día, duerme. Los años transcurren y Madison va creciendo cada vez más sola. Teresa, su nana, es la única que cuida de ella. Sus padres no están cuando ella más los necesita.

“Sorpresivamente” en menos de un año, Janet se convierte en la CEO de Evenpro. Ahora no sólo debe asistir a los eventos que organiza, sino viajar a Europa cada vez que su “jefe” lo requiere.

John vio como, en poco tiempo el sueño de familia que tuvo de joven fue desapareciendo. Entonces, apareció la hermosa Anette, quien empezó como CFO de la empresa de avionetas para viajes ejecutivos AVE que John compró ese año en absoluta bancarrota y que supo levantar rápidamente.

Él y Anette, comenzaron teniendo una bonita amistad, ella le contaba sus problemas familiares y él, los de su matrimonio. Cuando se dieron cuenta, necesitaban estar juntos para poder sentirse bien.

Ya llevan siete años como amantes, ella es el apoyo que nunca tuvo de su esposa, pero también es esse secreto que debe mantener oculto de Janet y su consentida Madison.

***

Suena el celular, es Anette quien lo llama, él atiende con afán, necesita resolver esa misma tarde aquel asunto. No puede, ni quiere correr el riesgo de volver a vivir una situación tan angustiante como aquella, Madison es todo para él, a pesar de que no siempre puede estar a su lado.

—Todo listo mi vida. Conseguí el contacto de una agencia especializada en seguridad personal, es de un amigo. Esta tarde tendrás los candidatos para el cargo.

—¿Te he dicho que eres, la mejor de todas? —le pregunta con picardía.

—Sí, pero me encanta escucharlo siempre. —responde ella.

—¡Eres la mejor de todas! Te amo Anette.

—Y yo a usted, mi jefe.

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