Melody había sido diferente a los demás niños desde su nacimiento.
La gente siempre decía que las hijas eran cariñosas, pero Melody no era cariñosa. Nunca lloraba ni hacía alboroto, y rara vez pedía un abrazo.
Era la primera vez que Melody tomaba la iniciativa de subirse a Adina desde hacía un año.
Naturalmente, su hija era más importante que el hijo de otra persona.
Adina cargó a Melody y le preguntó dulcemente: "Mel, ¿qué te pasa?".
La niña se abrazó al cuello de Adina y no respondió.
Duke se acercó y dijo amablemente: "Lo siento. No estaba prestando atención".
Adina entornó los ojos. "¿Qué pasó?".
"¡Tía Adina, esa bruja acosó a Mel!", dijo Harold con rabia. "Por suerte, respondí rápidamente. Protegí a Mel, si no, ¡la cara de Mel se habría hinchado!".
Se puso de pie, sintiéndose orgulloso. "Soy un hombre, y soy su hermano. Dije que protegería a Mel. ¿No soy increíble, tía Adina?".
Adina le acarició la cabeza. "Gracias, Harold".
Estaba sonriendo, pero su mirada era fría.
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