LA SEÑORA MORGAN
LA SEÑORA MORGAN
Por: Melani Seijas
A PRIMERA VISTA

Elizabeth Miller.

— ¡No te voy a durar toda la vida!, debes aprender a hacer las cosas por ti misma. — Me regaña mi madre en la cocina de la mansión donde ella trabaja como niñera, mientras yo limpio en silencio un jugo que se me derramo en la mesa de la cocina, pero cuando me da la espalda hago morisquetas imitándola, es muy amargada

No digo nada, ¡si le respondo es peor!, mi madre suele ser muy obstinada, desde que mi papá nos abandono— Siempre es lo mismo, si no te aplicas terminaras como yo, ¡fracasada!—  Chilla, como si derramar un poco de jugo fuese una tragedia, ruedo los ojos y ella continua quejándose, mientras le sirve el jugo de nuevo al niño que ella cuida, nunca lo he visto, porque no me permiten salir del área de empleados, veo las flores del jardín a través de la ventana y me encantaría ir allí, pero lo tengo estrictamente prohibido.

—Christian me sacara canas verdes.— Ladra y se va con el jugo en una bandeja, mientras termino de limpiar el desastre que hice, suelo ser distraída, después de comer comienzo a hacer mi tarea sola,  mi madre debe ayudar a él tal Christian mientras yo debo hacer mi tarea solita y solo tengo ocho años.

Estoy concentrada haciendo un mapa de Estados Unidos, y me sale feo y torcido, lo miro de forma reprobatoria y en ese momento escucho una risa infantil de alguien a mis espaldas

— ¿De qué te ríes?— Le pregunto molesta volteando hacia el niño  hasta tenerlo frente a mí,  el es muy delgado y alto para tener cinco años pienso viéndolo con ojos entrecerrados.

—De ese dibujo es lo más feo que he visto en mi vida. — Me dice, haciéndome boquear de la indignación, sé que está feo ¡Pero no tiene que ser tan grosero!

—Mi dibujo sale feo, pero los tuyos deben estar muy lindo, porque mi madre te los tiene que hacer todos. —Lo acuso cruzándome de brazos y sacándole la lengua.

— ¿Tu madre? estas loquita. — Se burla de mi y estoy tan molesta ¡porque tiene razón en una cosa!, mi dibujo es un asco, entonces camino hasta él seria y le piso el pie como venganza, para después salir corriendo, con el detrás de mi pisándome los talones, de pronto tengo tantas ganas de reír, esto en muy divertido, tanto que ni siquiera me doy cuenta ¡cuando ya estamos en el jardín corriendo entre las flores!

—Me detengo solo cuando ya no puedo más y siento que no puedo respirar, me tiro agotada en una alfombra de césped tupido, es tan suave como lo imaginaba, mientras el niño también se acuesta a mi lado.

—Eres muy graciosa, me gustaría ayudarte con tu dibujo, me encanta dibujar.— Me dice el acostándose de medio lado para verme a la cara, mientras yo miro el cielo, es tan azul y  tiene pocas nubes hoy, me encanta el cielo azul…Pero no siempre es así.

— ¿Harías eso por mi?— Le pregunto asombrada.

—Claro no tengo nada mejor que hacer. — Me dice él y sonríe, siento que mi corazón se paraliza es la sonrisa más linda que he visto en mi vida.

—Soy Elizabeth. —Le digo sin saber que mas decir, quede sin palabras y no se describir bien lo que estoy sintiendo en mi estomago, creo que tengo ganas de vomitar o de salir corriendo.

—Mucho gusto Elizabeth soy Aron, y me gustaría mucho que fuésemos amigos. — Me dice él y desde ese instante nos hicimos inseparables.

El tiene dos años más que yo y vamos a la misma escuela la mejor de la ciudad, que los padres de Aron insisten en pagar para mí, me encanta leer y escribir poesía, siempre que escribo pienso en mi mejor amigo, el es muy importante para mí.

Cuando cumplo catorce años me molesto con Aron ya que no tengo muchos amigos por su culpa, cada vez que un niño se me acerca el lo amenaza y lo espanta no entiendo porque hace eso…

Nos confiamos absolutamente pero tengo prohibido tocar uno de sus cuadernos, bien dicen que la curiosidad mato al gato, y no me importaría morir con tal de descubrir los secretos que guarda celoso en ese cuaderno.

—Nunca pero nunca toques mi cuaderno, el día que lo toques tu mundo cambiara. — Me dice el serio viéndome a los ojos

La señora Elena Morgan es muy buena conmigo, y me deja compartir con sus hijos como si fuese una más de la familia.

—Aron. — Llamo a la puerta de su habitación, está mal cerrada y cuando la toco cede, entro y no está por ningún lado, pero el cuaderno esta sobre la cama, me siento atraída como un imán, camino sigilosamente hasta la cama, mientras escucho el agua de la regadera del baño correr, me llamo los labios sé que no debo hacerlo…Pero no puedo evitarlo, es la mayor tentación que he tenido en toda mi existencia

Me siento en la cama  y me debato entre respetar la privacidad de mi amigo o descubrir todo de él, pienso que no tiene nada de malo, después de todo el sabe todo sobre mi.

—Mi mano parece tener vida propia, apenas abro el dichoso cuaderno me encuentro con un dibujo de mi cara, me atrevo a acariciar la nariz, pienso que no soy tan linda, el me dibujo así, quiero saber que sigue, mi amigo siempre ha tenido talento para dibujar.

Me quedo sin aliento, uno tras otro son dibujos de mi en diferentes circunstancias, me quedo tan embobada viendo todo lo que él hizo, que mi corazón comienza a latir tan fuerte, como si quisiera salirse de mi pecho.

—Te dije que si abrías ese cuaderno las cosas cambiarían entre nosotros. — Me dice él con una toalla en la cintura.

—No sé porque tienen que cambiar, yo te quiero mucho no dejes de ser mi amigo por curiosa, le digo haciendo un puchero.

— ¿Aun no te has dado cuenta verdad?— me pregunta con cara de incredulidad.

—De que te estoy enamorado de ti, y que sé que te voy a amar para siempre— Me dice y yo no sabría describir con palabras todo lo que siento por él.

—Para siempre es mucho tiempo. — Le digo mordiéndome los labios.

—Para mí no es suficiente.— Me dice acercándose tanto a mí que no queda espacio entre los dos, me mira los labios y yo asiento dándole permiso para unir nuestros labios en un dulce beso, fue simplemente perfecto.

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