JUDE

Nunca he sido un hombre que sufra de ansiedad, pero a medida en que camino hacia la sala de la casa familiar, mis pulsaciones se ponen al límite. Mi conversación con Megan no salió como esperaba, incluso después de decirle que no me casaría con su hermana en caso de divorciarnos, para ella no fue suficiente y no la entiendo.

Cuando nos casamos sí se le impusieron reglas, pero las mismas reglas que mi madre y mi tía también aceptaron y nunca se pintaron a sí mismas como víctimas de nuestra familia. Al contrario, mi tía tiene toda la libertad del mundo para rehacer su vida, salir sin compañía, tener un puesto importante en la empresa y hasta de irse de vacaciones cuando quiera. Es libre. Y mamá... ella escogió quedarse como ama de casa porque desde el primer momento disfrutó del dinero familiar como si no tuviera fin.

A Megan solo se le impusieron reglas que no eran difíciles de seguir. Solo debía enfocarse en la familia, en darme un hijo, en ser una ama de casa como mamá. Se le di