Las manos de Ashraf ahora subieron debajo de su blusa para tocar su piel desnuda y fue justo allí donde las alarmas de Hana se activaron y se cohibió y no porque no deseara hacer el amor a estas alturas ya no era dueña de su voluntad, sino era su inexperiencia que la ponía nerviosa, errática, torpe y solo lograba tocar tímidamente su pecho viril percibiendo como el corazón de el latía desaforado y violento y no pudo evitar tensarse y él lo percibió.
Sin embargo Hana logro silenciar su voz interior cuando le mordió el labio inferior con tanta dulzura, pasando de un beso apasionado a uno suave, y que buscaba llenar también sus sentimientos y la estrecho más contra su cuerpo terminado el beso de manera inesperada y ella con los ojos muy abiertos lo miraba sin comprender porque paraba, porque la dejaba con ganas locas de seguir experimentando aquello que se revolvía