Esa mañana Anabel fue a la universidad y tan pronto términos sus clases se dispuso a ir a la empresa de su madre.
Mientras se despedía de su amiga Marian, vio a lo lejos a Mesick, como siempre sin perderla de vista un segundo, protegiéndola y cuidándola pero su corazón estaba roto porque se había enamorado de su guardaespaldas pero no podía aspirar a una relación con él.
- Amiga tu guardaespaldas esta guapísimo- le dijo Marian devorando con la vista a Mesick.
Como le hubiera gustado decirle “si, pero es todo mío”
Anabel hizo un mohín de disgusto pues mientras más distancia pusiera entre ella y Mesick era mejor, se había enamorado y dolía saber que él nunca seria para ella.
Ya en otra oportunidad ella le había tocado el tema de su novia y cuando el reconoció que no la amaba, le hab&iacut