Luciana.
Doy un salto cuando uno de los sensores comienza a sonar y tanto Grillo como yo nos acercamos a las pantallas con donde aparecen las imágenes de las cámaras. Después de destruir media casa, y de soportar los gritos de ira rabiosa de mi padre, por fin a alguien se le ocurrió llegar al sótano y acaban de descubrir la puerta del cuarto de pánico.