No tuvo otro remedio, Noa se apresuró a eliminar la última publicación. Se sumió en la preocupación, con una mano en el mantón: no hacía mucho que la había publicado, ¿habría muchas personas que la hubieran visto? Después de todo, el regalo que había preparado era una cartera para hombres, y si alguien la vio... ¿tendría que cambiarlo?
Pero pronto Noa sintió que estaba pensando demasiado. Planeaba regalar la cartera a Simón solo para pedirle disculpas, aunque probablemente no la aceptaría ni siquiera la usaría. Al pensarlo, Noa no quería editar y reenviar la publicación de nuevo.
Sin embargo, a Celia le interesaba mucho la situación, como si fuera un chisme muy tentador. Aunque Noa no le respondió, Celia no paraba de enviarle mensajes. El móvil sonaba una y otra vez y vibraba como las bombas que explotaban una tras otra:
—¿Qué pasó? ¿Has encontrado un nuevo novio? ¡Qué rapidez! —preguntó Celia.
—Emm, tampoco es tan rápido. De todas maneras, te divorciaste de Alex hace varios meses. Par