Esposa del CEO
Esposa del CEO
Por: Lisa
1.

Estaba empezando a marearse.

Demasiadas personas conversando al mismo tiempo, la larga hilera de mesas que formaron para que todo el personal que asistió pudiera entrar y una pantalla de karaoke al fondo con dos de sus compañeros completamente borrachos cantando algo que ni siquiera entendía le resultaba incómodo de presenciar.

— Definitivamente debí haberme negado. — Anastasia se removió en su asiento, no encajaba en ningún lugar, era la única que estaba bebiendo jugo gracias a su nula capacidad para beber, el alcohol tenía un sabor desagradable para ella.

La hisotoria de cómo había terminado allí era bastante graciosa e insólita (Generalmente nunca era invitada a esa clase de fiestas por parte de la compañía para la que trabaja) Lo normal para ella es hacerle favores a personas egoístas que ni siquiera son capaces de darle las gracias, pero estaba bien, podía soportarlo mientras durara su tiempo de prueba.

De alguna manera estaba condenada a vivir como la mascota servicial del equipo.

Poco antes de que su jornada laboral terminara, mientras estaba pensando en qué le gustaría cenar apenas llegara a su casa, se vio envuelta en una emboscada por parte de uno de sus jefes, un hombre completamente frívolo que no paraba de mirarla de la misma forma en que un depredador miraría a un trozo de carne fresca. Ella recuerda perfectamente que esa persona la rodeó por los hombros con el brazo y luego escapar ya no era para nada una opción, solo bastó una orden directa suya para que ella tuviera la mala fortuna de tener que asistir a la fiesta.

No había nada interesante allí, la música no era de su gusto, ni siquiera era gracioso escuchar a tantas personas cantando de forma desafinada porque ellos la matarían con la mirada si solamente pensaba en la idea de reírse, ellos definitivamente se lo estaban  tomando todo demasiado en serio.

Y luego estaba el hecho de que su jefe continuaba haciéndole propuestas indecorosas disfrazadas de una completamente falsa amabilidad.

— Vamos, señorita Ana. Beba solo un pequeño trago, hoy hay muchas razones por las que celebrar ¿Lo sabía? — Él sigue inistiendo, todos miran la escena incómoda pero nadie hace nada para ayudarla, ella ni siquiera es tan importante allí. — Pronto seremos uno solo con una gran compañía que nos ha comprado por millones, MILLONES.

''¿Quién sería tan estúpido como para comprar por millones algo que no vale ni la mitad de lo que aparenta?'' Piensa Anastasia inmediatamente, desviando la mirada hacia otro lado.

— Lo siento, señor. Yo realmente no puedo beber porque... Uhm... Estoy tomando antibióticos. — Esa fue la primera excusa que se le ocurrió.

Pero no fue excusa suficiente como para detenerlo.

— Por favor, Anastasia. ¿No me escuchaste cuando dije que este es un momento de celebración? Estoy seguro que podrás romper un poco las reglas el día de hoy. — Él insite más, tiene una copa de alcohol extraña que continúa ofreciéndole. — ¿Realmente me vas a hacer rogarte tanto por un pequeño trago de alcohol?

''Dios... Realmente odio a este hombre'' Ella necesita el trabajo, debido a su condición no puede darse el lujo de ser despedida, aunque básicamente era la mascota del equipo, la que sirve el café para todos los superiores al menos la paga era decente, y si lograba que extendieran su contrato ella finalmente podría reunir el dinero que necesitaba para librarse de las garras de su malvada familia.

— ¿Entonces...? ¿Qué dices' ¿Vas a aceptar o busco a alguien más que no me rechace? — Preguntó su jefe. — Ya que te niegas tanto a beber conmigo supongo que es porque planeas renunciar una vez que tu contrato finalice en lugar e extenderlo por más tiempo, ¿Verdad?

Esa simple pregunta hizo que Anastasia se paralizara.

— ¿Renunciar? ¿A qué se refiere con eso?

Al ver que por fin atrajo la atención de ella, él finalmente sonrió para sus adentros.

— ¿Sabes lo suertuda que eres? Allí afuera hay muchas personas que matarían por estar en tu lugar, a ellos no les tomaría ni tres minutos reemplazarte. — Responde. — Pero, si yo digo algo, no correrás el mismo destino que la mayoría de aquí. ¿Entonces no crees que deberías aceptar mi ayuda para que conserves tu trabajo e incluso te asciendan? Solo debes hacer lo que yo te digo.

Por primera vez en todo el curso de la conversación ella se sintió acorralada, como si atrás de ella hubiera una pared impidéndole escapar y al frente estuviera una filosa espada, no tenía escapatoria aparente.

— Vamos, Ana... Solo tienes que aceptar mi pequeño gesto de bondad.

Ella vió la sonrisa torcida de su jefe, luego se giró a mirar la copa que él le estaba ofreciendo y ella tragó saliva, sus manos empiezan a sudar cuando él sigue acercándole la bebida, era un locura total, pero, por un momento ella realmente piensa en tomarlo.

— ¡Jefe, venga a brindar con nosotros! — Afortunadamente, antes de que ella pudiera dar trago alguno vinieron un grupo de otro departamento dentro de la empresa y se lo llevaron.

Él le lanzó una mirada de advertencia mientras era arrastrado, Anastasia le sonríe y se encoge de hombros con una incomodidad muy bien disimulada, casi perfectamente disimulada.

Y cuando finalmente él se va ella puede arrojar la bebida al cesto de basura.

''Estoy loca, ¿Cómo pude haber pensado beber esto aunque sea por un segundo?'' Ella piensa, siente escalofríos en todo su cuerpo. ''Me iré ahora antes de que esto se salga de control, mientras él está distraído.

— ¿Anastasia? No sabía que habías venido a la fiesta, ¿qué haces aquí? — Una de sus compañeras de trabajo, probablemente la única que le dirigía la palabra, Rebecca, con su hermosa figura y rostro angelical tomó asiento justo a su lado e impidió que ella escapara. — ¿Otra vez el jefe te estuvo molestando? ¿Fue él quien te hizo llegar aqui?

Rebecca solo necesitaba echarle una mirada a la tímida Anastasia para saberlo.

— Linda, no debes escuchar tan servicialmente todo lo que él dice solo porque tienes miedo de que te despida, ¿Qué es lo peor que puede pasar si te despiden?

Anastasia se imagina un millón de respuestas probables solo con escuchar esa pregunta, pero no dice ninguna de ellas.

''Supongo que es fácil decirlo cuando tienes el puesto garantizado'' Piensa y luego suspira pesadamente.

Rebecca era el estereotipo ''perfecto'' de la persona que era sociable y amigable, querida por todos. Era muy bonita y ocupaba un buen lugar, a veces la misma Anastasia siente un poco de envidia, ella definitivamente no servía cafés a personas malagradecidas ni sacaba miles de copias que le pedían cinco minutos antes de la hora de entrega.

''Hay personas realmente geniales aquí...'' Medita Anastasia, estaba mirando a la nada y no sabe cuánto tiempo estuvo haciendo eso, quería irse a su casa y descansar, pero las personas se habían empezado a juntar alrededor de Rebecca, que era como un imán para atraer gente.

Y como ella estaba justo a su lado era inevitable que también la rodearan a ella, si se marchaba abriéndose camino entre la gente su reputación descendería hasta el más bajo de los subsuelos.

Mientras sigue pensando en lo desubicada que estaba sintiéndose Rebecca realmente parece apiadarse de su alma y se acerca más a ella, haciendo que le prestaran atención:

— Has estado todo el rato mirando tu vaso en completo silencio ¿Te sientes incómoda, Ana? — Anastasia al menos agradeció internamente por fin haber conseguido a alguien para conversar, pero odiaba completamente la situación en que se había dado la conversación entre ambas después de varios minutos de permanecer sin decirse nada. — ¿Por qué no te unes a la fiesta con nosotros? Prueba un poco.

Tal vez fue demasiada atención, todos la miraban ahora.

Anastasia observa la bebida  que Rebecca le ofreció con mala cara y las mejillas infladas.

— No me gusta mucho beber... — De momento solo miró la copa de vino que su amiga le estaba extendiendo, quería negarse, resistió las ganas de hacerlo y la tomó, pensando en desecharla cuando no la estuvieran viendo al igual como había hecho con la copa del jefe minutos atrás.

''¿Cuál es la necesidad de las personas de hacer que otros beban incluso cuando saben que no quieren?'' Piensa ella con una mueca de desagrado.

No esperaba que luego Rebecca le daría ánimos al quedarse allí esperando a que la bebiera de un solo trago, poniéndola en una situación sumamente incómoda.

— ¡Vamos, Ana! Solo es un trago, no es como si se acabara el mundo por eso. — Tal vez tenía razón, lo estaba pensando demasiado, nunca podría acercarse a sus compañeros de trabajo con una mentalidad cerrada. Bebió todo sin pensarlo dos veces, sintiéndose complacida al escuchar cómo los demás la alentaban a llegar hasta el fondo. — ¡Increíble! ¿Quieres más?

Negó con la cabeza como respuesta, todavía estaba tratando de asimilar el calor que abrasó su garganta en cuanto pasó el primer trago. Gruñó por lo bajo como reacción al ardor que encendió esas emociones que creía ya no tenía.

También sintió las miradas de sorpresa por parte de los demás, era normal, la chica que siempre enviaban por las copias jamás había bebido en una reunión social.

Ella ni siquiera era invitada a las reuniones sociales, sin embargo, aún si asistiera de manera seguida a ese tipo de eventos, está bastante segura que absolutamente no aceptaría ningún tipo de bebidas ni se arriesgaría a mostrar un lado de sí misma que ni siquiera ella conoce.

¿Entonces por qué ella realmente había aceptado tomar en ese momento? ¿Era realmente solo por presión de los demás?

''Al diablo con los pensamientos estúpidos, a las personas no les gustan el tipo de personas que pueden arruinar la fiesta con su terrible humor'' Ella bebe el resto de su copa de un solo trago y todos parecen completamente atónitos de verla haciendo algo que generalmente no haría, al menos no estando completamente cuerda.

Pero, aparentemente su pequeño gesto gustó más de lo que ella misma estaba esperando.

— ¿Qué me están viendo? ¿No es esto una fiesta acaso? — Pregunta ella. — Yo también bebo... Y soy muy buena en eso.

Por un momento piensa en que si aprovecha bien la situación puede dejar de ser una completa fracasada dentro de su ambiente laboral.

Recibió gritos entuasiasmados muy pronto, rápidamente la gente dejó de mirarla como si un milagro estuviera ocurriendo frente a sus ojos y la fiesta de Karaoke adquirió mucha más energía de la que jamás había tenido hasta el momento.

Alcohol iba, alcohol venía, las copas de ellos nunca estaban vacías. Anastasia continúa bebiendo como si el alcohol fuera a acabarse en todo el mundo, solo puede pensar en querer se libre una sola vez, un solo momento en que no la miraran como a un bicho raro.

Y ahora que finalmente lo está teniendo no desea detenerse por el momento.

— ¿Estás realmente bien con esto, Ana? No pareces ser del tipo de persona que bebe demasiado. — Rebecca intentó detenerla por un momento. — No deberías forzarte si no quieres.

Anastasia niega con la cabeza. — Estoy bien, incluso las personas solitarias como yo podemos disfrutar de una fiesta, ¿Sabías?

— No es eso a lo que me refería... Se siente como si solo lo estuvieras haciendo por presión social.

Y Tal vez realmente era así.

— Oye, estoy bien ¡Relájate! — Anastasia se rió. — Vamos a beber un poco más y olvidemos toda esta basura, ¿de acuerdo?

Rebecca en su momento no parece demasiado convencida, pero es la misma Anastasia aparentando ser una persona completamente diferente la que al final logra hacer que termine accediendo.

Por primera vez en su vida ella a ese punto al que llegó realmente sintió que perdió cualquier tipo de control sobre sí misma que pudiera haber tenido, empezó a combinar las bebidas en su estómago... Y eso no produjo una muy buena combinación al final.

— Ana, dame eso. Ya has tenido demasiado. — Rebecca le quita la botella de las manos. — Me lo vs  agradecer añana por haberte ayudado a que tu resaca no fuera tan fuerte.

Ella la mira de reojo, todo a su alrededor parecía estar dando vueltas.

— ¿Estás bien, Ana? Tú nunca bebes con nosotros y tu aspecto no luce demasiado bueno, creo que ya deberías parar. — Escuchó que preguntó otra mujer, mayor que ella y que estaba a su lado. — ¿Cómo te sientes?

— ¿Cómo se siente? — Ella repite la pregunta en voz baja.

''Pues... Se siente...''

— ¡Esto se siente horrible! — Después de varios minutos ella siguió lloriqueando en los hombros de Rebecca, a esas alturas ya muchos de sus compañeros se habían marchado pero ella seguía aferrándose al vaso de alcohol como si fuera su propia vida. — ¡Está teniendo una aventura frente a mis narices, sé que lo está haciendo! ¡Yo no estoy loca como él hace creer! ¡¿Por qué rayos no contestaría mis llamadas o mis mensajes si no es así?! ¡¿Es que se puede ser más imbécil?! ¿Eso quiere decir que ya terminó conmigo?

Rebecca suspiró, de un momento a otro la mayoría ya se había ido y solamente quedaba ella cuidando de la muy ebria Anastasia. — Será mejor que me des eso, ya has bebido más que suficiente ¿No te parece?

De inmediato le quitó el alcohol.

— Estoy bien, ni siquiera he bebido tanto.

— Llevas toda la tarde cantando canciones extrañas que ni siquiera se entiende la letra y quejándote sobre tu ex o tu novio siendo infiel, estás incomodando a los demás y un poco a mí también ¿Lo sabes?

Ana agacha la cabeza. — Lo swiento, reb, eres mi mejor amigwa ¿Lo shabesh?

— Mírate, ya estás hablando extraño, trata de coordinar tus pensamientos con tu boca. — Rebecca palmeó su cabeza y espalda con algo de ternura mientras Anastasia se abrazaba a ella, mirando a los alrededores. Todos las estaban mirando, y no precisamente de una buena manera. — Ana, ¿Por qué no vas a descansar un rato?

— ¿Qué?

— Has bebido demasiado, necesitas ir a descansar. — Mencionó Rebecca, entregándole una credencial— Yo tengo una reservación en este hotel, puedes quedarte usando mi nombre... La habitación es la número... No necesitas llave, solo necesitas cerrar con seguro al entrar.

Ana asintió, estaba escuchando distorsionado debido a la música y el alcohol en su cabeza. — Sí, muchas gracias... Ya comenzaba a sentirme un poco mal de los nervios.

Se dio cuenta de lo borracha que estaba cuando se puso de pie y por un instante casi va a parar contra el suelo, trató de ignorar el ardor en sus mejillas y mover sus pies hacia la habitación.

— ¿Estás segura de que va a estar bien? Ella se ve bastante mal ¿No sería mejor llevarla hasta la habitación? — Preguntó una mujer a los pocos minutos de que Anastasia se marchara del salón.

— ¿Estás loca? El señor Erick llegará en cualquier momento. — Rebecca miró el lugar por el que Anastasia se había marchado. — Todavía le queda algo de consciencia sobre sí misma, ¿Qué es lo que le podría ocurrir en un lugar tan seguro como este? Ella va a estar bien.

— Ya me extrañaba que hubieras venido tú también, solo quieres ver al nuevo jefe ¿No es así?

Rebecca simplemente sonrió. — No soy capaz de perderme de ver ese lindo rostro por nada del mundo.

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