Cuando se acercó para verlo más de cerca, la puerta del estudio se abrió.
Felipe entró.
Cuando vio a Cathy llegar a tiempo, curvó las comisuras de sus labios, en señal de satisfacción.
Cathy se sorprendió ante su suave sonrisa y su gentil mirada. Sin embargo, cuando pensó en los dos hijos que había perdido, sintió que su corazón volvía a enfriarse.
"Supongo que ahora estás dispuesta a hacer cualquier cosa, por Jeremy", dijo Felipe con voz profunda, caminando frente a Cathy.
Cathy giró la cara, con disgusto. "Jeremy es mi prometido, así que, por supuesto que estoy dispuesta a hacer todo por él".
La sonrisa de Felipe desapareció. No quería escuchar a Cathy diciéndole que se preocupaba por otro hombre.
"Ya que te preocupas tanto por él, entonces, a partir de ahora, compláceme. Si no, ni siquiera esperes que salga sano y salvo del País F".
Las amenazas que cayeron en los oídos de Cathy, fueron como las palabras de un demonio. Una vez más, aplastaron su corazón.
Cathy no sabía cuán