Han pasado cinco años desde que me case con Santiago, sin lugar a dudas el matrimonio no es como lo pintan, sino como uno lo colorea. Indiscutiblemente es una de esas cosas que marca un antes y un después en nuestras vidas. Dios me concedió el regalo más hermoso que puede florecer dentro del matrimonio, el privilegio de disfrutar un precioso embarazo y la oportunidad de vivir el placer de ser madre.
—Kiara, cariño, ya estoy en casa ¿dónde está mi pequeña Tifany? le he traído un regalo que le encantará.
— Hola mi amor, ¿Cómo te fue en el trabajo? — Dije mientras me dirigía a recibirlo con un efusivo beso y tierno abrazo— ¿A qué no a divinas a dónde se fue nuestra pequeña princesa?
— No me digas que mis padres volvieron a llevársela a su casa. — Comento mientras miraba con nostalgia el