Alexander hizo una pequeña maleta y le pidió a Eva que hiciera lo mismo, paso por ella y emprendieron un viaje.
—¿A donde vamos?, a mi mamá la dan de alta hoy Alex no creo que sea buena idea irme así.
—Ya hable con tu tío, todo esta arreglados ellos van a cuidarla por dos días, necesitas despejar la cabeza nena y yo necesito relajarme también iremos a nuestro propio paraíso y todo estará bien, por favor deja de preocuparte tanto, lo merecemos.
Eva relajo su cabeza sobre el asiento y le regalo una sonrisa a Alex.
—De acuerdo señor usted manda.
—Así me gusta tranquilita y cooperando conmigo.
Le dio un ligero beso y continuaron su camino en unas pocas horas de viaje llegaron a su destino, Eva se había quedado dormida, el insomnio de los últimos días le había pasado factura.
—Llegamos peque — le susurro Alex lentamente para despertarla.
Eva comenzó abrir los ojos y el olor que desprendía aquel lugar inundo sus fosas nasales.
—Huele al mar —dijo sonriendo.
—Pues que buen olfato nena, estam