"Es bueno que esperé, te habrías quedado varado", le dijo Leo a Athena.

 "Ni siquiera me dejó decir lo que quiero decir", dijo, volviéndose para mirar la puerta.

 Leo se encogió de hombros, "vámonos, volveremos mañana", abrió la puerta para entrar al auto.

 Athena negó con la cabeza, "No me voy, necesito hablar con él".

 "¿Vas a hacer eso desde fuera de aquí?" preguntó con una ceja levantada, "se acerca una tormenta, me gustaría estar en casa antes de que comience".

 “Puedes irte, Leo, no me iré de aquí hasta que hable con Sean, realmente tenemos que dejar de lado nuestros miedos. Necesito hablar con él ".

 "No estoy en contra de eso, Athena, pero el problema es que tú estás afuera y él está adentro".

 “Encontraré una manera”, dijo