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Llegar a la Fontana de Trevi, fue en verdad toda una aventura. A pesar de que en arriba del camión había turistas que los miraron raro a la hora de abordar el vehículo de esa manera, el viaje fue bastante tranquilo hasta que las puertas se abrieron a unas calles del lugar.

― Vamos, ya casi es de noche así que podremos esperar comiendo un helado hasta que baje la gente y podamos ir, ¿te parece?

―Claro― aceptó ella y volviendo a tomar la mano de Can bajó del camión para comenzar a caminar entre los callejones empedrados y adornados de arte y edificios antiguos que daban un ambiente de ensueño.

Sira, mientras caminaba no podía dejar de ver a su alrededor. Escuchar la música que comenzaba a sonar en los bares, a respirar los olores de la deliciosa comida y sobr