Siendo sincero, Diego se sentía asqueado al oírlo. Como él sabía, Melinda haría cualquier cosa para satisfacer sus deseos. Hoy también, la mujer hacía lo mismo. Al decir eso, Melinda esperaba que Diego se quedara. Sin embargo, Diego no era tan superficial. Su determinación era firme, no quería volver a tratar con Melinda.
"Esta es mi carta de renuncia. Tengo que irme". En lugar de aceptarla, Melinda se arrodilló frente al hombre.
"Te lo ruego. No te vayas". Esta realmente no era Melinda.
Suplicar a un hombre estaba prohibido para ella. Sin embargo, como era Diego, el hombre al que amaba, Melinda dejaría de lado todo eso. Su elevado orgullo, fue derribado sin más.
"Quédate a mi lado, Diego. Te necesito."
"No confíes en nadie". Las palabras de Diego hicieron que Melinda levantara la vista.
"Confío en ti."
"Confía en ti misma. A partir de ahora, debes hacerlo. Me voy."
Diego dejó caer la carta de renuncia y luego pasó junto a Melinda que estaba sentada en el suelo. Sus ojos llorosos se s