Tiverio se removió furioso y molesto con aquella orden disfrazada burdamente de petición, así como por aquella inapropiada actitud; no iba a permitir que aquel canalla se saliese con la suya y mucho menos cobijado bajo su techo. Serían cuatro, muy poderosos y conocidos por sus siglos de pericia militar, así como por otras de sus muchas características, no todas virtuosas y dignas de mención, pero, sin duda, bajo su techo no eran nadie, nadie más valioso que los demás allí presentes y todavía mucho menos como para poder comportarse de aquella manera sin que les pasase factura. Ante la percepción de la clara hostilidad, así como del incremento de la tensión que se palpaba en el ambiente ante aquella escena, el hermano rubio se acercó depositando su mano en la tripa descubierta del castaño lobo. Con su roce el lobo empezó a relajarse dándole paso a Titus, a&uacu
Y entonces..., la oscuridad engulló la conciencia de la joven vinculándola, a través de las protectoras llamas, con aquel dormido recuerdo..., ¿un sueño tal vez?_________________________________________________FlashbackEra una oscura y gélida noche de finales de enero, la nieve cubría el boscoso paisaje confiriéndole un aspecto invernal de ensueño sino fuese porque era noche cerrada y la luna se alzaba llena, orgullosa e imponente bañándolo todo con su blanquecina y pálida luz que lo tornaban todo un poco más tétrico y espectral como si algo o alguien estuviese al acecho tras los gruesos troncos. El silencio se veía perturbado por el persistente ulular de los búhos que, con curiosidad, observaban cómo una joven se apresuraba a adentrarse en la espesura salvaje y nevada del bosque corriendo como si su vida dependies
Sin embargo, no pudo recordar de quién eran o a qué le recordaban porque, como si de un vórtice negro se tratase, se vio engullida nuevamente por aquella inquietante escena. Una vivencia…, ¿tal vez suya?, ¿un recuerdo?, ¿algo que debía ser capaz de entender?Demasiadas preguntas agotadoras sin respuesta así que, sin pretensión alguna y drenada de toda energía, se dejó guiar de nuevo hacia la oscuridad…__________________________________Continuación del flashback…solo estaba a unos metros…, a unos pocos…Otra flecha la atravesó sin piedad haciéndola caer. En un último esfuerzo por salvarse la mujer giró sobre sí misma dejándose caer sobre su espalda para evitar que las pequeñas pudiesen golpear el suelo.Co
¿Qué le estaba sucediendo? Por lo visto, ella podía purificar y limpiar las órdenes que los demás imprimaban sobre ella gracias a las llamas que ahora dominaba y, sin embargo, en su afán por liberarse de la maldita orden que el bastardo que era su pareja le había lanzado con el fin de subyugar su propia voluntad a la de él, se había visto inmersa en un flashback que no hacía más que dejarla congelada. ¿Cómo había logrado hacer todo aquello? Ese dominio iba más allá de todo lo que era consciente que podía hacer…Pero, ¿por qué aquella visión? Si es que de eso se trataba…, ¿o sería un recuerdo?¿Quiénes eran esas pequeñas? ¿Ella era una de las dos pobres jóvenes? ¿Quiénes eran esos hombres embozados? ¿Por qué persegu
Flashback Era una oscura y gélida noche de finales de enero, la nieve cubría el boscoso paisaje confiriéndole un aspecto invernal de ensueño sino fuese porque era noche cerrada y la luna se alzaba llena, orgullosa e imponente bañándolo todo con su blanquecina y pálida luz que lo tornaban todo un poco más tétrico y espectral como si algo o alguien estuviese al acecho tras los gruesos troncos. El silencio se veía perturbado por el persistente ulular de los búhos que, con curiosidad, observaban cómo una joven se apresuraba a adentrarse en la espesura salvaje y nevada del bosque corriendo como si su vida dependiese de cada paso que daba. La niebla se arremolinaba densamente a los pies de la temerosa mujer. La joven llevaba dos fardos bien envueltos entre sus brazos. El bulto derecho, de ojos carmesí, no paraba de llorar con un llanto desgarrador y agónico, como si pudiese anticipar lo que estaba a punto de acaecer. Sin embargo, el de la izquierda, con ojos de plata fundida, se mantenía
Continuación del Flashback…solo estaba a unos metros…, a unos pocos…Otra flecha la atravesó sin piedad haciéndola caer. En un último esfuerzo por salvarse la mujer giró sobre sí misma dejándose caer sobre su espalda para evitar que las pequeñas pudiesen golpear el suelo.Como pudo empezó a mover ágilmente las manos, sin soltar a los dos fardos, e intentando trazar las líneas de un encantamiento protector, sin embargo, una oscura figura masculina se lo impidió al pisar su tobillo atravesado con la segunda flecha.La joven profirió un desgarrador chillido y ambas pequeñas empezaron a llorar al unísono como si supiesen lo que a su madre le estaba sucediendo.- Eres una desgraciada – le espetó el hombre arrebatándole el fardo de ojos carmesí que lloraba con más ahínco todavía. – Por fin nos encargaremos de esta aberración.- No, por favor – sollozó la mujer – es solo una niña, no le hagas nada – hipó intentando olvidar el gran dolor del que era presa.- Calla furcia – le respondió con d
Áurea contempló cómo su pequeña hija jugueteaba con otras niñas de la manada. Con tan solo dos años y medio se trataba de una pequeña risueña y resuelta que jamás estaba sola, más bien siempre se la veía rodeada de amigos que la adoraban como si de una pequeña diosa se tratase y no era para menos, ya que la entrañable mocosa se desvivía por agradar y complacer al resto. Cuando alguien se hacía daño Arella estaba allí para ayudarle, si alguien lloraba la pequeña corría a consolarlo y si alguno clamaba por auxilio la pequeña jovencita se marchaba rauda a socorrerlo. Si eso era capaz de hacerlo a tan extremadamente corta edad, ¿qué haría en unos años?, ¿cómo sería su yo adulto? Sin duda podía ser una gran líder en unos años, debido a que arrojo, empatía y valor no le faltaban en ningún momento. Sin embargo, ¿quería ella que así fuese? Ante la perspectiva de que, su ahora única hija, pudiese sufrir algún mal Áurea sintió un estremecimiento atenazando su cuerpo. Ojalá en momentos así ella
Bastantes años más tarde... La noche oscura extendió su manto por las frondosas y arboladas colinas. Pastos y bosques se vieron rodeados por la densa e impenetrable niebla invernal acompañada por un perturbador silencio. Los búhos ululaban a la silenciosa luna mientras los moradores del bosque se movían con cautela en el cobijo de las sombras. A ojos de cualquiera podía parecer un paraje salvajemente aterrador en el que uno no debía adentrarse sino quería hallar el fin de su existencia de un modo horrendo, sin embargo, bajo el prisma de otros, se trataba de un lugar acogedor y protegido al que llamar hogar. Un hogar en el que dejarse llevar al mundo de los sueños, tal y cómo lo hacían los habitantes que allí moraban. Pero esta vez, a diferencia de las noches precedentes, fue un sueño inquietante e incluso perturbador..., para algunos. Arella, como cada noche, se hallaba sentada en el alfeizar de su ventana, dejando que la brisa meciera su larga cabellera negra como si de una etérea
Balam reposaba plácidamente en el esponjoso césped que lo rodeaba como una acogedora manta cuya extensión infinita resultaba tranquilizadora a la vista. A pesar de ser uno de los temidos Alfas Infernales, como cualquier otro ser que estuviese sujeto a tantas responsabilidades, a veces, necesitaba abstraerse de todo y de todos, en un lugar en el que no pudiesen ubicarlo con facilidad para poder pensar en todo aquello que debía organizar, ordenar y tener en cuenta como el gran líder que era. ¿Y qué mejor para eso que en el plano de los sueños? Él, de sus cuatro hermanos, era el dueño de los sueños y, entre otras cosas, poseía la capacidad de introducirse a placer en el sueño ajeno (aunque esto, algunos requisitos previos tenía y, por ende, no solía hacerlo nunca) así como también podía generar consciente y voluntariamente, su propio espacio para evadirse en los momentos más necesarios. A pesar de que Balam, jamás, bajo ningún concepto, eludía sus responsabilidades, ni como Alfa ni en