La pesadilla siempre comenzaba igual.
El jardín de la mansión Winter, un paisaje de colores vibrantes en el que un niño de ocho años observaba a su madre, Everly, perdida en su propio mundo.
Con un ramo de flores en las manos, Alaric se acercó, deseando un segundo de su cariño.
—Mamá, mira lo que te