"Tal vez tengas razón...". Joel se quedó sorprendido por sus palabras durante un rato y suspiró tristemente.

Catherine lo vio dudar y le dijo: "Papá, si no puedes dejarlo ir, déjame este asunto a mí. Después de todo lo que ha pasado, ¿no lo entiendes? Valoras demasiado el afecto. Tu culpa por Nicola, tu amor fraternal por Damián y tu amor por los abuelos. Si no fuera por todo eso, ¿tú y mi madre caerían donde están hoy? Dime con sinceridad. ¿Eres feliz?".

Joel sonrió con amargura. ¿Cómo podía ser feliz? Desde que se enteró de que Melanie no era su hija, se arrepentía de cada momento.

Aquellas personas lo trataron como un tonto, lo hirieron y no hubo ninguna disculpa sincera.

"Esta bien, Cathy. Te lo dejo a ti". Joel asintió. "Te cedo todos mis derechos".

"Papá, cuando se crea una nueva empresa, todavía se pueden abrir nuevas fronteras con un grupo de personas que sean leales a tí".

Catherine le recordó: "Pero no hagas esto público. Si no, los abuelos se pondrán furiosos si se ent