Con miedo de tomar el riesgo, el gerente general no tuvo más remedio que entregarle la tarjeta a Rodney.

Rodney caminó hacia la puerta de la habitación presidencial con la tarjeta. Respiró profundamente antes de abrir la puerta suavemente.

Al principio, le preocupaba que las personas dentro de la habitación notaran. Más tarde, se dio cuenta de que lo estaba pensando demasiado.

Después de abrir la puerta, Rodney vio de inmediato la silla de ruedas de Sarah. Entonces, vio una pila de ropa de mujer al lado.

Los sonidos de una mujer y un hombre sonaron desde el dormitorio.

Rodney conocía a Sarah desde hace más de diez años. Aunque era la primera vez que la escuchaba hacer esos sonidos, pudo reconocer la voz.

Era la voz de Sarah.

Era la mujer quien fue su maravilloso primer amor.

Ella fue quien le dijo cuánto lo amaba cuando hicieron los trámites del divorcio hace dos días.

El rostro de Rodney palideció. Caminó impasiblemente hasta la puerta del dormitorio. Creía que nunca olvidarí