-Oye Siri ... ¿de dónde vienen los bebés?- Le pregunté a mi teléfono.
Siri estaba actuando como una completa puta. Le pregunté si sería mi amiga y me dijo que no era capaz de ser mi amiga.
Gemí, sentándome en el lujoso sofá de mi casa. Llevé mis piernas hasta mi pecho y suspiré.
Estaba haciendo todo lo posible por no pensar en el hombre al que maté. Se sentía mal pensar en eso. Sabía que me rompería y me derrumbaría si pensaba demasiado en ello.