De Amor... Y Otras Locuras.
De Amor... Y Otras Locuras.
Por: Mareric
Prólogo.

-No, no, no- grito alterada, tomando mi rostro, demasiado alterada, ante la noticia que mi madre a fallecido.

-Lo siento señorita, hicimos todo lo posible, es una lástima no haber conseguido un riñón a tiempo para su madre- me observa con pena- lo siento, con permiso- se retira dejando un eco en mi cabeza.

La noche pasa rápido y cuando llega el funeral siento que para mi ya no hay nada mas, Alex a estado a mi lado, mis amigas Roxana y Melany también, lo ven con mala cara a mi novio cuando nos interrumpe hablando de él, hubo un tiempo que lo soportaban pero ya no pueden disimular, incluso yo no se como estoy a su lado, pero ahora es la unica persona que tengo.

Una semana después estoy en su departamento, no sé como me convenció de vender todo e irme con él, según es lo mejor para asi poder continuar con mi carrera de medicina, no estoy tan segura, pero mi cabeza y ánimos estan por los suelos. 

Me doy cuenta que he quedado sola, mi madre se ha ido, cuando más la necesitaba. Mi novio acaricia mi espalda con suavidad, pero sus caricias hace mucho que no significan nada para mi.

No he sabido nada de mis amigas, desde que cerro la cafetería, las tres quedamos sin trabajo, de eso hace tres dias, dicen que la nueva administración contactara a los antiguos trabajadores , eso espero.

Los meses han pasado, dos para ser exactos, la cafetería a abierto, si nos llamaron, pero mi novio ha cambiado tanto que ahora no quiere que trabaje, tuvimos una gran discusión y me levanto la mano, se detuvo a tiempo y me pidió perdón.

Mis amigas me avisaron que estaba en la lista de trabajadores a entrevistar pero que no se pudieron comunicar conmigo, me parece extraño puesto que mi teléfono sigue siendo el mismo.

Decidí hablar de nuevo con Alex, grave error, esta vez no se pudo detener, llegue a la entrevista con un ojo morado y un kilo de maquillaje para ocultar el "golpesito", como él dice. Casualmente el nuevo dueño estaba en la cafetería, atendiendo a los nuevos entrevistados, tan elegante, tan guapo, serio e imponente, escuche murmullos que era muy importante. Cuando llego mi turno él estaba en la oficina, me puse muy nerviosa puesto que su mirada se planto en mi cara, especialmente en mi ojo, empecé a sudar helado y no pude evitar tartamudear, se levanto a darme algo de agua y cuando me ofrecio el vaso, hice lo peor que podia hacer, me levante pedí disculpas y salí corriendo, que estupida fui, y así fue que perdi la oportunidad de regresar a mi trabajo, y así fue como cada día mi vida fue empeorando.

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