Los minutos después de mi partida me parecieron los más largos y aterradores de mi vida, en la calle se escuchaban las lejanas sirenas de las patrullas mientras se aproximaban. Ni a Daleman ni a nosotras nos convenía que iniciaran una búsqueda a detalle. Necesitaba impedirlo. Acercarme a la bodega no fue problema, los guardias de Daleman corrían buscando a una mujer pelirroja y ni siquiera necesitaban acercarse para saber que yo no encajaba en la descripción. Escuchaba mis pasos demasiado fuertes en medio de aquel caos.
- ¡Rápido! Encuéntrenla si quieren conservar sus empleos. -gritaba el líder, su rostro arrugado por el enojo. -Al señor Daleman no le agradará la situación.
Atravesé la calle, estaba a sólo dos metros de la puerta, entonces ví acercarse una patrulla, las luces encendidas reflejaban destellos rojos y azules sobre las casas. Con el corazón