Yacían tendidos en el suelo del salón.
Derek descansando el rostro en el pecho de Mitch y éste paseando las yemas de sus dedos por toda su espalda.
-¿Se te ha quitado ya la tontería que tenías en esa cabecita loca?- preguntó el moreno mirándole y dandole golpecitos en la frente.
Mitch se contuvo la risa y atrapó por la muñeca al joven.
Placandolo bajo su cuerpo e inmovilizando sus manos por encima de su cabeza, depositó un mimoso beso en la punta de su nariz.
-No voy a usar más un puñetero látigo- declaró.
Derek hizo un puchero.
-Tonto- insultó.
Mitch se echó a reír.
-Me puedes decir lo que quieras- tocando sus labios con los suyos, musitó -No pienso poner ni un simple pedazo de cuero sobre tu piel-
-¿Nunca?- se extrañó Derek.
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