"¡Entonces veamos al médico que hizo la operación!", dijo el guardaespaldas.
"¿Recuerda el nombre del médico?", preguntó el director del hospital.
"¡¿Cómo voy a saberlo?! Llevaba un gorro quirúrgico y una mascarilla. ¡Ni siquiera pude verle bien la cara!".
"¿Qué tal si le pregunto a todos los médicos de la unidad de maternidad y veo si alguno recuerda a la señorita Tate?".
Elliot salió de la habitación.
Ya tenía su respuesta.
Avery no había llevado a cabo el aborto cinco años atrás.
Hayden Tate era su hijo.
Aun así, ¿qué podía hacer después de saber la verdad?
Hayden nunca perdonaría a Elliot por haberle hecho daño.
Avery nunca pensó en hablarle de los niños, así que no había forma de que lo defendiera.
Elliot no culpaba a Avery.
Todo era culpa suya.
Cinco años atrás, había dicho que estrangularía a su hijo con sus propias manos si Avery se embarazaba.
Efectivamente, cinco años más tarde, había estrangulado a su propio hijo hasta casi verlo morir.
Los ojos enrojecidos de