Ruyman.
Cuando lleguemos al lugar del evento, hubo dos cosas que me sorprendieron, sinceramente me dejaron preocupado. No estaba acostumbrado a tanto secretismo, primero, sólo se podía acceder hasta el lugar, un gran club privado, de forma individual, uno a uno los coches. Segundo, tras la previa comprobación que tenías la insignia, ninguno conocía quién era los otros invitados, sólo los del grupo con lo que asedias. Te acompañaban sin coincidir con nadie por los pasillo, a una habitación exclusiva para tu grupo, donde había música, una camarero y un bar muy bien surtido exclusivo para los comensales sin paga ni abonar nada. Miré las marcas de las bebidas y ninguna bajaba de los seis mil dólares la copa. También había una zona de buffet frio y caliente, una gran pantalla, donde se veía varias mujeres bailaba medio desnudas, alrededor de una barra, pero lo verdaderamente me llamó la atención, fue el gran ventanal tapado con una gran cortina, que cubría todo una pared de la sala, prácticamente todo el frontal.Justo cuando le iba a preguntar a Rayco, a que venía todo esto, llegó el otro invitado de la sala, el amigo de Rayco, a quien yo también conocía, Mark Lamond, un multimillonario, que se había hospedado en varias ocasiones en mis hoteles, no era hombre de mi gusto, ya que le encantaba rodearse de jóvenes que casi le doblaban la edad, mientras su mujer esperaba en casa, pero era un gran amigo de mi padre, así que tenía que tolerarlo.- “Bueno que bien que ya estemos todo aquí, poco queda para la subasta, pronto nos vendrán a tomar el juramento de confidencialidad, si no lo firmamos, no podremos participar, y perderéis los diez mil dólares que pagasteis al principio. Una vez firmado, nos entregaran unas carpetas con los artículos a subastar, y sus condiciones, si pujáis por algún mercancía y la ganáis, estaréis obligados a cumplir los compromisos que tiene adjunto a su compra, y presentar en el periodo que tenéis de prueba, que suele ser seis meses, las pruebas o comprobantes de que cumplís lo pactado. Pero tengan claro algo, si firmáis cumplid lo pactado, porque el pago por el incumplimiento es muy caro, ni yo podría pagarlo.”- esto se estaba poniendo cada vez más inquietante, miré a Rayco para decirle que yo me iba, pero al mirar a mi amigo comprendí que él, estaba también intrigado, pero de forma ansiosa, deseaba saber fuera como fuera, de que iba todo esto.Decidí arriesgarme, si veía algo ilegal de algún modo saldría por esa puerta arrastrando a Rayco conmigo a como diera lugar.En un momento entraron varios hombre vestidos de negro abriendo paso a dos más, uno era un abogado, lo identifique enseguida por su manera de moverse, tienen unos gesto y movimientos muy característicos.Por si no lo sabéis me encanta observar a la gente y analizar sus comportamiento no verbal, mis hermanos lo denominan rasgo psicopático de Zipi, y se suelen reír de mi por ello, pero a mí me ha salvado en más de una ocasión de más de un problema, y en las negociaciones en mis empresas, ha sido casi como una intuición saber cuándo alguien me está mintiendo o no, o que puedo sacar de él atendiendo a su comportamiento.El segundo hombre fue más difícil de definir, su forma de mirar era segura, correcta, era un hombre que sabía que era lo que quería e iba a por ello, tenía un aura de peligro intimidante, pero por alguna razón yo no le tenía miedo, más bien al contrario, mis instintos de reto masculino se despertaron, y respondí a la mirada de ese hombre con la misma intensidad, sé que es una estupidez, pero me sentí como se sentiría dos gallos en un mismo coral, sólo puede quedar uno.Por el contrario, Mark, parecía intimidado, incluso el gran millonario bajo, la cabeza en señal de respeto hacia ese hombre, que por unos instantes sostuvo mi mirada, pera retirarla poco después, y presentarse.- “Buenas noches, señores, soy Humberto Marchetti, como es tradición en este tipo de eventos, traigo los contratos de confidencialidad, como veréis no hay letra pequeña, es de lo más claro. Me remito a leerle el acuerdo que mi abogado Bruce Baker les va a entregar, para que lo firmen por supuesto ustedes también pueden leerlo si lo prefieren, si no lo desean firmar, pueden salir, sin ningún problema y retirarse, pero si lo firman, hasta que no termine el evento, las puertas permanecerán cerradas.”- iba a contestarle, pero decidí sólo mirarlo serio y frio. Pocas veces en mi vida he tenido que comportarme como un ser frio controlador, vamos una autentico ejemplo de despotismos masculino, pero era lo que el señor Marchetti.Sólo me ha pasado esto tres veces en mi vida, ante mi cuñado, cuando me enteré que mi hermana se aprovechó del pobre, aunque eso no quiere decir que se lo iba a poner fácil, no tengo que decir más que salió mal, mi mandíbula magullada una semana fue su evidencia, el otro fue el ex de mi hermana, William Sinclair, al que aún se la tengo jurada, vivo con la esperanza de que algún día lo encuentre, ya que huyó el muy cobarde, y finalmente ante este hombre que acabo de conocer, Humberto Marchetti, pero algo me decía que este nos sería nuestro único encuentro.- “Lo principal es lo siguiente, nada de lo que ocurra esta noche podrá ser contado relatado, o comunicado a nadie que no esté en esta sala, los móvil los entregaran ahora y se los daremos al terminar el evento, los colocaremos en esta urna de metacrilato transparente y permanecerán ahí, delante de su vista todo el rato, pero la llave la tendrá mi abogado. Si punjáis por alguna mercancía, estáis obligados a cumplir las condiciones que trae implícitas las misma, como yo estoy obligado a no mentir sobre ninguna de su características, y si ganan la puja debéis abonarla de forma inmediata, antes de que se os entregue la mercancía, al acabar la puja. ¿Ha quedado todo claro? ¿alguna duda?, si no es así os aconsejo que leáis el documentó y lo firmen a continuación, simplemente tras leerlo, se pueden retirar, para continuar explicando las condiciones a los otros participantes.”- esto último lo dijo mirándome fijamente, yo por mi parte no le aparté la mirada, y se entabló por unos segundos un ataque de voluntades entre él y yo.Mirándolo firme el contrato, sin leerlo, y decidí que pasar lo que pasara esa noche yo apechugaría con lo que fuera, nadie me intimidaba y menos un desconocido, que vivía de crearse sus aura de temores y miedos sobre los demás, cogí mi móvil y se lo entregué a unos de sus hombre que lo depositó, en la urna.El maldito sonrió, ante mi gesto, y yo hice lo mismo, Rayco, me toco justo en ese momento en el brazo par que lo mirara, haciéndome desviar la mirada unos segundo, y dejándome con una ligera sensación de derrota.- “¿Has visto lo que has firmado?, pone que, si desvelas algo de lo que ha pasado aquí tienes que pagar con el setenta y cinco por cierto de tus bienes, ¿Estás loco?”- ante las palabras de Rayco, la sensación de ser un total estúpido, vino detrás, de otra más dolorosa, había sido manipulado, mi impulsividad me había traicionado, y desee golpearme. Bueno tendría que cumplir con esas condiciones, de no decir nada a nadie, aunque por dentro lo que quería era destrozarlo todo. - “Bueno como compañero te sigo.”- dijo Rayco, firmando también.- “Decididamente, tengo que cambiar de amigos, este es aún más estúpido que yo. Firma aun leyéndolo.”- pensé cerrando los ojos ante la estupidez de mi mejor amigo.Una vez con todo firmado, y los móviles estuvieron guardados y encerrados en la urna transparente, nos recogieron los contratos y se fueron, dos hombres de los que esperaban junto a la puerta nos entregaron tres carpeta, una para cada uno. Saliendo todos y dejándonos sólo con los camareros.Iba a espera, para abrir mi carpeta, necesitaba un whisky urgente, para tragar el trago amargo de la derrota. Pero olvidé que mi amigo, era un impaciente y mientras me acercaba a pedir mi necesario reconstituyente, para mi orgullo de hombre herido, un gruñido sordo, me hizo girarme.Frente a mí un Rayco, totalmente blanco, miraba el contenido de la carpeta, varias hojas habían caído al suelo, sobre él veía a fotos de varias mujeres, junto a su información personal, y las especificaciones para iniciar su puja por ellas.- “¡Mujeres, la puja son mujeres!”- lo tuve que volver a leer, porque no me lo creía, el famoso evento de ricos, para el cual yo había firmado mi confidencialidad, no era otra cosa, sino que una m*****a trata de mujeres, miré a Rayco con odio.- “Ahora mismo, querido amigo, estoy deseando pagar mi frustración con algo, o con alguien, y tú eres lo más cercano que tengo.”- le dije en un murmullo ronco, con los mis ojos destilando ira. La intervención de Mark salvó la vida a mi amigo, y me metió a mí en otra frustración peor.- “Pues espero que esto te ayude a buscar esposa, querido Ruyman, porque tu padre estará encantado si sales esta noche con una, ya que todas esa mujeres se ofrecen voluntarias para este evento, según tengo entendido, y el dinero que se recauda es donado a sus familias.”- dijo Mark haciéndome sentir aún más idiota.No sólo mi mejor amigo me había metido en una estúpida subasta de esposas, un idiota que acaba de conocer me había inducido a hacer una tontería, sino que, además, mi m*****a familia, o mejor dicho mi padre, había orquestado todo esto, para que yo buscara mujer, me gire al camarero y le dije:-“La botella de tu mejor whisky, y mucho hielo, me lo llevas a ese sillón de ahí, que es donde voy a permanecer hasta que esto acabe, y en cuando a los dos elegid bien esposa o lo que queráis, porque yo, tengo una cita con Macallan Premium del setenta y uno. ¡Ah! y le puedes comunicar a mi padre que el plan le salió mal.”- me senté en el sillón frente al gran ventanal, para no perderme el espectáculo. Cogí mi carpeta para verla. Me intrigaba saber qué clase de mujeres se exponían a esto, sólo por dinero. En mi opinión, esas eran las peores, las mujeres que sólo apreciaban aun hombre por lo abultado de su cartera, que desesperado estaba mi padre. En la vida compraría una mujer, y menos una cazafortunas, eso seguro. Iba a ser una noche muy larga.Miré las caras de muchas de ellas, pero ninguna me atrajo así que dejé la carpeta en la mesa lateral junto a la hiela y el whisky que pensaba disfrutar, cuando lentamente la se cortinas se corrieron y un gran escenario apareció un piso más abajo iluminado.El espectáculo comenzaba, y yo sólo deseaba que pasaran las horas rápido, tanta decadencia sólo me daba ganas de vomitar.Emi.Mientras esperaba que me llamaran leí, las especificaciones de mi compra en la puja, ya las chicas me habían contado que no podías ver a tus compradores, ya que ellos estaban como en palcos de un teatro, los cristales estaban oscurecidos para preservar la identidades de los compradores, y nosotras éramos expuestas como ganado, en un escenario, donde teníamos que caminar hasta el centro del mismo, y esperar de pie, mientas una luces se iban encendiendo junto al número del palco cuando alguien pujaba, y en una pantalla debajo del número salía la cantidad que pujaba, cada placo por una de nosotras. Mis especificaciones casi me hacen vomitar, me sentía como un trozo de carne expuesto en la carnicería, para que me comprase el que más dinero diera por mí. Según ponía aparte de mis atributos físicos, peso, edad, color de ojos, color del pelo, también tenía atributos que yo desconocía, atributos de tipo íntimo. Virgen, depilada, esto último me chocó, pues por algunas razones nunca me
Narrador. Mientras Ruyman intentaba recuperase de la metedura de pata que había cometido, justamente en ese momento, en el palco seis, un frustrado Jack Foster, la emprendía contra una de las pantallas de su palco, rompiéndola en mil pedazos. -“Tenía que ser mía, era perfecta, esos ojos retadores, ese aura de valor, lo que me hubiera gustado doblegarlo, y terminar con ella, hasta que se convirtiera en un juguete roto.”- tuvo que calmarse cuando varios hombres de Marchetti entraron en la habitación, sabía que su jefe no era cualquier persona, era mucho más poderoso que él, y buscarse su enemistad, le generaría muchos problemas para el cobarde millonario, que no estaba dispuesto afrontar. Entregó su tarjeta platino, al camarero, para que se cobrara la pantalla que había destrozado, y agachando la cabeza, salió de la habitación. Pero antes de subirse al coche, preguntó al mozo del aparcamiento, tras darle una generosa propina, si sabía quién había alquilado el palco tres, el mozo pres
Ruyman.Aun no entendía que hacía esperando en esa sala, a que me entregaran a la diosa esclava, pero el estúpido de Rayco, no me dejaba en paz, y si yo no iba acogerla, era muy capaz de presentarse en él y exigirla para él.No quería analizar porque, pero no deseaba que él o nadie la tuviera, y con la condiciones que tenía la puja de Andrómeda, su periodo era ocho años, parecía que el vendedor no quería venderla, como si quisiera quedársela para él.Mientras esperaba, en la sala de entrega, esta última idea me sobrevino, ¿que tenía de especial Andrómeda, la diosa esclava? Era virgen, bueno eso podía volver loco a los hombres, más con ese cuerpo hecho para el pecado, pero ¿Por qué tenía tantas exigencias en su compra?, exigencias que tras firmarlas estabas obligado a cumplir, en el periodo de tiempo que te imponen de prueba.Primero son ocho años, en vez de los seis meses que tenían el resto de las mujeres, con esto lo único que conseguías, era que muchos comparadores inseguros, se ec
Emi.Mientras íbamos en el coche, miré a mi comprador, no sabía dónde estábamos, si podía huir, pero sospechaba que la excusa de las pulseras era más un GPS, para controlarme a mí y que no huyera, que un simple objeto para saber si mi comprador cumplía.Toda esta situación me ha parecido dantesca, pero sólo una frase se me quedó grabada.- “Si quieres ser libre, lo harás.”- esa frase que me dijo, me dio esperanzas, pero esto era todo un lio.- “Señorita Monti, soy Rayco Vieira, el mejor amigo de su hombre, digo de su prometido, aunque crea que es un salvaje no lo es, al contrario, es muy proteccionista con las mujeres que son su familia, y su muje…”- me comenzó a decir en ingles el otro hombre, un guaperas rubio de ojos verdes, pero fue callado por un gruñido de advertencia de su amigo, que lo miró serió.- “¡Deja de decir gilipolladas, Rayco!”- le dijo el castaño de ojos azules, en ese momento pensé que esos ojos azules era los más bonito que nunca había visto, eran hipnotizadores.-
Ruyman. Siempre he decidido mi camino, nunca me ha gustado que nadie me controle, ni mis padres, lógicamente no me refiero la desobediencia a mis progenitores, en especial a mi madre, esto último se paga caro en la familia Bencomo, sobre todo en la adolescencia. Es más bien, que debido a la maldita educación que mi familia me ha dado, centrada en que las mujeres de mi familia siempre deben ser protegidas, aunque ellas no quieran, eso fue los que nos inculcó nuestro padre desde la cuna, de ahí la obsesión que teníamos nosotros desde pequeños, desde que nació mi hermana. A protegerla de todo y a toda costa. También es verdad que lo convertimos en un hobby, nos encantaba vérselo pasar mal a todo incauto que se le acercaba, nos hicimos expertos maltratadores de pretendientes a salir con mi hermana, era como una forma de venganza, ya que, Ranita, era de armas tomar, con una lagrimita, podía hacer que pasáramos por un infierno, gracias al guardián de las puertas, mi padre, que a la hora
Ruyman.- “Muy bien Perseo, deberías hablarme de ti, no conozco nada de ti, ni tu nombre, ni tus empresas, me imagino que, por tu español, eres venezolano o español, lo que sí sé es que tu familia te metió en esto, para que te casaras, no tuvieron ojo, metieron la pata hasta el fondo, ¿no?.”- me dijo intentado parecer no afectada. Eso me causó gracia, dentro del amasijo de sensaciones que sentíamos, el que ella luchara por controlarse, me parecía algo maravilloso para mi orgullo de hombre insatisfecho.- “Te vas a casar, Emilia Monti, con Ruyman Bencomo, CEO del grupo C.P.A., soy español. Canario para más exactitud, y en cuanto a lo de mi familia, es lo que te voy a pedir, para mi familia, yo estoy loco por ti, y tú por mí, sino lo creen, todo lo que has vivido con el cabrón de Marchetti, será un paseo en el parque, te lo aseguro.”- La vi abrir los ojos de la impresión a medida que yo le contaba quién era yo. De hecho me pareció tan encantador verla sorprenderse así, que me inundaron
Benearo.Ya hacia veinticuatro horas, me había enterado de la estupidez que había cometido mi padre en su afán de casar a su único hijo soltero, para que le diera nietos, bueno para ser sinceros eso era lo que queríamos todos en la familia, y el lo entendía, aun recordaba como luche, por huir de mi mujer, la mujer que amaba más que a su vida.Mary lo era todo para mí, y sobre todo era tranquilidad, excitación, miedo, alteración, felicidad, risas, seguridad, lo era todo, me hacía sentirme vivo, realizado, completo. Esa escocesa, y mis dos hijas eran mi único mundo, era tan feliz a su lado que a veces lamentaba haber huido de lo que sentía por ella al principio, cuando supe lo que me afectaba, en el fondo sabía que la amaba. Es por eso que me había uní a la cruzada de la manipuladora familia Bencomo, para buscarle una pareja a mi hermano, el ser que mas odiaba el compromiso, y sentirse atado a nadie.Y lo decía tan convencido, como si yo no le conociera, él y yo no sentíamos lo q
Narrador.El señor Foster miró a su juguete sustituto, derribado en el suelo, totalmente ensangrentado, ni siquiera había supuesto una diversión entretenida para él, simplemente no había parado de rogar, llorar y suplicar, cuando no gritaba de dolor, mientras el empresario “jugaba” con ella.- “No me has durado mucho, ¿de qué sirven estos juegos y el dinero que recibirá tu familia por ti, si apenas ha pasado media hora, y ya estas rota e inservible?”- le dijo mientras la veía agonizar en el suelo.Tampoco se podía quejar mucho y lo sabía, sólo había sido un juguete sustituto, a la que verdaderamente hubiera querido tener hoy en su patio de juegos, era a la bruja de ojos amarillos y mirada retadora, a la virgen guerrera que se le escapó, en favor, de otro comprador con más dinero que él.- “No te lo tomes como algo personal preciosa, sólo has sido el resultado, de mi ineptitud por no poder comprar algo que verdaderamente valía la pena, y no se me dio. Alégrate, tu vida ha servido para