- Celia, ¿cuál es el problema?- La voz intimidante de Kibi precedió a su suave empujón a través de la puerta de lona que colgaba en la gran tienda de campaña.
-Me estoy quedando sin esa hierba que uso como analgésico para los cortes. ¿Podrías hacer que alguien me traiga algo?- Ella continuó revisando y apilando sus suministros, solo mirándolo una vez antes de concentrarse en lo que estaba haciendo- Oh, necesitaré más vendajes pronto también
-¿Qué tal si te enviamos al pueblo por una semana o dos para reunir suministros y tomar vacaciones?- arrojó distraídamente mientras volteaba la parte de abajo de su largo abrigo oscuro para sentarse en un taburete junto a una de las cuatro camas de hospital. Levantando la bota hasta el último peldaño del taburete, se apoyó cómodamente sobre su brazo, que estaba equilibrado sobre su rodilla.