“Señora, ¿ya lo pensaste bien? ¿De verdad vas a renunciar a una suma tan grande de dinero?”. El joven sintió que era una lástima por la vieja.

La vieja no era una persona codiciosa por dinero. Ella sabía que el personal solo estaba tratando de buscar justicia para ella. Sin embargo, ella ya lo había descifrado todo en unos minutos. Estaba sola y tenía que cuidar a su nieto en el futuro. Aunque ella lo llevara a la fuerza a la corte para exigir los cuatrocientos mil dólares, cualquiera sabría lo que sucedería al final. No tenía energía para emprender un juicio tan largo. Además, Neo conocía muchas personas. El alojamiento para los miembros de la facultad estaba lleno de colegas y familiares suyos.

Sin embargo, ¿qué había de ella? Su único hijo todavía estaba en prisión. No había forma de que pudiera recuperar los cuatrocientos mil dólares en ese momento. Como ya era consciente de ello, no quería desperdiciar más su esfuerzo. Lo único que deseaba en ese momento era divorciarse y dejar